La formación del nuevo Gobierno no despeja las incertidumbres de la política española. Más de la mitad de los ciudadanos se posiciona en contra de la coalición PSOE-UP y el recelo aumenta en cuanto a los pactos con los separatistas. La base social que respalda al Ejecutivo es consistente, un 42,6%, pero junto a la precaria mayoría parlamentaria puede no ser suficiente para completar la legislatura, salvo que la acción gubernamental cuente con aciertos que le permitan ensancharla.

La encuesta de Ipsos para HENNEO que hoy publica HERALDO muestra que el 51,5% de los españoles se declaran nada o poco de acuerdo con el Gobierno que ha formado Pedro Sánchez en coalición entre los socialistas y Unidas Podemos. Además, la dependencia del Ejecutivo de los votos de los separatistas de ERC y de los proetarras de Bildu suscita un rechazo muy amplio, del 59,4% y del 60,9%, y en este aspecto el desacuerdo se extiende también a los votantes del PSOE. Cabe pues señalar que el nuevo Gobierno comienza su andadura con una base social que, aunque es apreciable (el 42,6% de los ciudadanos se declaran de acuerdo con él), parece exigua para afrontar con garantías los retos que tiene ante sí la sociedad española. En estas circunstancias parecería lógico que el Gobierno intentase ampliar sus apoyos sociales huyendo de planteamientos radicales y que buscase salir de la ‘lógica de bloques’ mediante el diálogo, al menos para asuntos de Estado, con Ciudadanos y el PP. El problema es precisamente que las cesiones al independentismo producen una gran desconfianza en la ciudadanía (el 46,2% cree que podrían conducir a la ruptura de España) y dificultan enormemente cualquier entendimiento con los partidos del centro-derecha. Así las cosas, España cuenta con un nuevo Gobierno que está ya trabajando, pero que solo dispone de una confianza limitada por parte de la ciudadanía, pese a lo cual hay que desear, por el bien del país, que sea capaz de acertar en sus decisiones.