Por
  • Isabel Soria

Vikingos

Los guerreros vikingos a bordo de un drakkar
Los guerreros vikingos a bordo de un drakkar.
ANTENA3.COM

Reconozco que disfruto viendo algunas series cuando mis niños duermen. Supongo que por deformación profesional me gustan las series de corte histórico que se insertan en momentos concretos de la historia europea, desde sus orígenes mismos hasta el siglo XX. Destacan en número las series medievalizantes ya que admiten muchos matices, fantasías y licencias. Y aunque barato en producción cinematográfica no hay nada, supongo que es mucho más económico recrear una contienda medieval que Waterloo o las batallas de los Habsburgos –en España, los Austrias- contra los Otomanos.

En la actualidad, mis noches las ocupa una producción canadiense, Vikingos, en cuyas primeras temporadas se narra la vida del visionario Ragnar Lothbrok que comienza a ser un héroe legendario al demostrar a sus correligionarios que hay tierras que no conocen. Se lanzan al mar a la aventura y llegan a uno de los reinos ingleses de entonces, Northumbria. Y la serie continua y continua.

El caso es que llegados a este punto, y tras afirmar que visionar Vikingos me parece una acertada forma de pasar las noches de invierno, la serie me invita a pensar varias cosas: qué suerte el no haber vivido en esas épocas, llenas de suciedad, porque si algo destaca en la caracterización de los personajes es la roña que los cubre. Qué suerte no ser mujer entonces, por múltiples y sobrados motivos. Qué suerte vivir en el Mediterráneo, y no en la gélidas tierras bálticas. Buf, qué suerte.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión