Por
  • Eva Cosculluela

Palabras prestadas

Discurso de investidura de Pedro Sánchez
Discurso de investidura de Pedro Sánchez
Efe

Hemos empezado el año celebrando un debate de investidura (otro más) que ha tenido un tono bronco —en algunos momentos, bochornoso—. Y eso que los discursos, preparados para que nuestros representantes muestren carisma y elocuencia, estaban repletos de citas literarias deslizadas aquí y allá: palabras prestadas que dan brillo a las suyas propias y disimulan lo mediocre de su contenido.

Una se imagina a los asesores de los líderes políticos en el momento de escribir unas piezas que serán leídas entre los abucheos de unos y los aplausos de los otros, eligiendo con cuidado a los escritores que citarán para parecer más inteligentes, más comprometidos, más sensibles. El manido Bertold Brecht es un básico, un fondo de armario, pero citar a un escritor perseguido por Hitler da caché. Galdós no podía faltar: es obligado mencionarlo en el centenario de su muerte. Vargas Llosa es Nobel, y ahora que sale en MasterChef todo el mundo lo conoce. Machado, referencia de integridad moral, siempre sube el nivel. Citar a Pérez Reverte (para mal) no sé si da puntos, pero te convierte en ‘trending topic’ en las redes. Jugar con los versos más tristes de Neruda debería quitar puntos y no darlos.

Llama la atención que ninguna escritora española o extranjera, viva o muerta, haya conseguido colarse entre esas citas. Los nuevos ministros —o ministras— de Cultura e Igualdad tienen un reto: enseñar en esta legislatura a sus compañeros de hemiciclo las muchas autoras que están a la altura de los citados hoy.

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