No nos dejemos enredar

El exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, durante la tercera sesión del juicio del 'procés'.
Oriol Junqueras, durante la tercera sesión del juicio del 'procés'.
Efe

Las cuestiones jurídicas pueden tener muchos matices y se prestan con frecuencia a interpretaciones diversas, especialmente cuando no existen antecedentes. Y pocos antecedentes debe haber de que un personaje juzgado por un delito grave y a punto de recibir sentencia consiga, como Junqueras, ser elegido eurodiputado. Obviamente, los independentistas van a hacer todo el ruido que puedan con la decisión del Tribunal Europeo de Justicia sobre la inmunidad de Junqueras. Con eso y con cualquier otra cosa que les sirva de munición. Pero no deberíamos dejar que nos enreden. La sentencia europea se refiere al momento en que Junqueras estaba en prisión preventiva, ya juzgado pero esperando sentencia. Ahora su situación es muy otra, pues ha sido condenado, entre otras, a pena de inhabilitación. Quizás entonces, en junio, se le debió permitir ejercer como eurodiputado, pero pretender que su elección y su sobrevenida inmunidad impedían al Tribunal Supremo dictar sentencia sobre un procedimiento ya juzgado (el juicio concluyó un día antes de que los eurodiputados fuesen proclamados) sería un exceso que dejaría a la Justicia de cualquier país en mantillas. Iría contra el sentido común. Junqueras fue juzgado con todas las garantías, en un juicio justo, dentro de un Estado de derecho.

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