Por
  • Alberto Jiménez Schuhmacher

Disbiosis nacional

El microbioma parlamentario de nuestro país está desequilibrado.
El microbioma parlamentario de nuestro país está desequilibrado.
HERALDO

Solo el 5-10% de nuestros genes son humanos. El resto provienen de bacterias y otros microorganismos que viven en nosotros. Además, en número, tenemos más bacterias que células ‘humanas’. A través de ‘conversaciones’ moleculares juegan un papel en el crecimiento de nuestros órganos, la longevidad, el funcionamiento del sistema inmunitario, la absorción de minerales, producción de vitaminas y destrucción de toxinas peligrosas. Así que el microbioma, la ‘flora intestinal’ que hasta hace poco decíamos que solo servía para digerir alimentos, es esencial para nuestra salud y enfermedades.

Determinados alimentos conocidos como prebióticos ayudan a nuestro microbioma y promueven que crezcan unas poblaciones u otras de bacterias. Si una bacteria necesita hierro para crecer y no lo tomamos no crece. Y lo contrario. Otros alimentos, los posbióticos, son sustancias producidas por la microbiota que tienen efectos funcionales en nuestro organismo. Como el chocolate, que, convertido por nuestras bacterias en feniletilamina, tiene efectos estimulantes en el estado emocional.

Hablamos de disbiosis como la pérdida de equilibrio entre las funciones del microbioma y las de nuestras propias células. Muchos problemas surgen de este desequilibrio. El microbioma parlamentario de nuestro país está desequilibrado. Se está nutriendo con una serie de prebióticos y posbióticos que van a romper nuestra armonía constitucional, económica y territorial. O se ‘cambia la dieta’ o sufriremos una disbiosis nacional.

Jefe del grupo de Oncología Molecular del IIS Aragón

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