Por
  • Isabel Nerín

Salutogenia

Prestar atención a los detalles es uno de los trucos para ser feliz.
Salutognia y patogenia son términos que reflejan conceptos casi opuestos.
Belén Escudero

No lo busquen en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), no está. Salutogenia, del latín salus (salud) y del griego génesis (origen). El término fue propuesto en los años 70 del siglo XX por el médico sociólogo Aaron Antonovsky, que tras estudiar a un grupo de supervivientes de los campos de concentración comprobó que a pesar de sus experiencias traumáticas mantenían una buena salud mental y que muchos de ellos no solo se recuperaron, sino que prosperaron. Antonovsky formuló una nueva teoría centrada en analizar los factores que condicionan la salud en lugar de centrarse en los que causan enfermedad. La pregunta ya no es ¿por qué enferma la gente? sino ¿qué hay detrás de las personas que sobreviven? Desde esta perspectiva, el binomio salud-enfermedad se entiende como una línea continua con dos polos: bienestar (salud) y malestar (enfermedad); el hecho no es estar sano o enfermo sino en qué lugar de esa línea estamos. Acercarse a cualquiera de los extremos depende de múltiples factores del entorno, pero también de las características y recursos que la persona tiene para ser parte activa y participante de su bienestar. Resulta paradójico que estemos más familiarizados con el término patogenia, del griego pathos (enfermedad) y génesis (origen), palabra que sí está en el diccionario de la RAE. Salutogenia y patogenia son términos que reflejan conceptos distintos, casi opuestos: el origen de la salud o el origen de la enfermedad. No, salutogenia no está en el diccionario de la RAE… todavía.

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