De todos los elementos del famoso acrónimo anglosajón VUCA que representa volatilidad, incertidumbre, ambigüedad y complejidad, es este último el que mejor define para mí la nueva economía digital. Hace 50 años las empresas que buscaban el éxito lo hacían a través de una maximización de sus beneficios. Ahora también, pero no solamente: el significado de éxito se ha vuelto más complejo.

Si observamos la evolución de los gigantes digitales que han transformado nuestras vidas en los últimos años veremos historias de multimillonarias pérdidas, algunas incluso perduraban tras su salida a bolsa sin que a los mercados pareciera importarles demasiado. Las empresas digitales tienen nuevos activos como el número de usuarios, los datos que de ellos poseen o incluso el número de competidores relevantes. Precisamente para salvaguardar la competencia y con ello proteger a los consumidores, existen las leyes antimonopolio. El problema es que su premisa suele ser evitar subidas de precio de los productos, ¿qué sucede cuando las posiciones de dominancia se utilizan para bajarlos agresivamente o incluso ofrecerlos gratis?

Vía sincretismo consumista, el 84% de los españoles celebrará ‘Black Friday’. Un 65% de ellos accederá a golpe de click y cuando quiera a la mayor y más informada selección de productos, con entrega gratis al día siguiente y garantía de devolución… principalmente en un e-commerce determinado. ¿Somos consumidores más libres? Supongo que el significado de libertad también se ha vuelto más complejo.