Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

Lo que no se pregunta a las bases

José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE.
José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE.
Javier Lizón / Efe

Siempre le quedará Ábalos. A la hora de colocar mensajes imposibles, le toca el turno al secretario de Organización del PSOE, a quien parece que le da lo mismo tocar el arpa que el acordeón. Si sube el paro, queda la respuesta sublime del peón del gobierno: lo que sucede en realidad no es que crece el desempleo, esa es una percepción interesada. Lo que les pasa a los españoles es que ahora se apuntan más a las oficinas de empleo porque alimentan más esperanzas de encontrar un trabajo. Lo dijo Ábalos sin mover un músculo, por lo que se antoja probable que Sánchez lo utilice como parapeto ante la gran avalancha que se le avecina, también desde sus propias filas: los barones, empezando por García Page y Lambán, ya le han dicho al presidente en funciones que el camino de los secesionistas solo conduce al precipicio, pero Sánchez hace ya tiempo que optó por ser pusilánime con ERC y con quienes cortan las vías públicas de Cataluña cuando se les antoja. La línea roja que se dispone a atravesar -la misma que traspasó en Navarra- solo es apta para quienes anteponen los intereses personales a la consecución del bien común. Sánchez sacará a Ábalos como a un ventrílocuo de salón cuando le apriete el clamor de la mayoría de los españoles: ayer el presidente enseñó la muleta a miles de afiliados, pero les ocultó el estoque con una consulta trampa.

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