Un gobierno imprescindible
Tejido con dificultad, inteligencia y perspectiva desde el proceso constituyente por los padres de la Carta Magna, el armazón de la estructura territorial de España presenta más fisuras por la falta de políticas constructivas en los últimos 40 años que por los claros agujeros de un pacto nacional que buscaba la consolidación de la democracia, la modernización de España y la convivencia entre los ciudadanos.
El auge del nacionalismo rupturista ha condicionado en los últimos decenios las políticas internas, en las que se ha echado en falta más altura de miras, liderazgo incontestable y visión de futuro. El terrible y doloroso proceso separatista en el País Vasco y en Cataluña debería impulsar más la unión entre los partidos constitucionalistas que la división por las estrategias adoptadas a corto plazo. Hoy, los españoles están llamados de nuevo y de forma innecesaria a las urnas por la incapacidad de los candidatos para encontrar puntos de encuentro sobre los que trabajar de forma conjunta.
No existen ni excusas ni argumentos agotados para eludir las propias responsabilidades y colgarlas al vecino de escaño. España necesita un gobierno estable en un momento especialmente delicado que responda a los desafíos internos, tanto de su modelo territorial como económicos. No cabe otro paso en falso.