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  • Heraldo de Aragón

El ‘brexit’ sigue abierto

Boris Johnson en un momento de su intervención parlamentaria.
Boris Johnson en un momento de su intervención parlamentaria.
Jessica Taylor / Reuters

La sesión extraordinaria de ayer en la Cámara de los Comunes no sirvió, como se esperaba, para dar un desenlace final al agotador serial del ‘brexit’, sino que vino a añadir más confusión y a demorar nuevamente la adopción de una decisión definitiva. Mientras una nutrida manifestación pedía la celebración de un segundo referéndum, la falta de acuerdo entre los parlamentarios británicos volvió a poner sobre la mesa el peligro de una retirada abrupta.

El dificultoso acuerdo al que habían llegado esta semana Londres y Bruselas permitía confiar en que la larga negociación del ‘brexit’ condujese por fin a una retirada del Reino Unido en términos razonables. La separación traerá complicaciones y perjuicios a las dos partes, pero si se produce sin un convenio que regule las relaciones posteriores, podría ser desastrosa. Ayer, la Cámara de los Comunes, donde se ha demostrado hasta la saciedad la incapacidad de partidos y facciones para dar una solución efectiva en uno u otro sentido, retrasó a la semana que viene la votación del acuerdo y, en cambio, exigió al primer ministro que solicite de inmediato a la Unión una tercera prórroga. Sin embargo, ni será fácil que los socios europeos alarguen el plazo, después de dos demoras inútiles, ni el propio Boris Johnson tiene intención alguna de negociar una nueva fecha límite, aunque formalmente cumpla con la exigencia legal de pedirla. Así las cosas, mientras se agota el tiempo, y aunque hay que esperar que el buen sentido acabe imponiéndose, sigue siendo probable que la retirada del Reino Unido se produzca de manera desordenada dentro de pocos días. Mientras los parlamentarios discutían, una nutrida manifestación reclamaba en las calles de Londres la celebración de un segundo referéndum. Lo que está claro es que el primero fue un profundo error, que ha creado una innecesaria y dañina inestabilidad y que ha arrasado el prestigio interno y externo de la democracia británica.

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