Por
  • Juanma Fernández

Casetas filtra

Imagen de las piscinas de Casetas, esta semana, tras el cierre de temporada.
Imagen de las piscinas de Casetas, tras el cierre de temporada.
Raquel Labodía

En Madrid todavía se puede ir de manga corta a trabajar por el disfrute del fresquico mañanero y porque durante el día no contribuyes a rociar con ambientador de sobaco al entorno. Para ser solidario, primero hay que estar cómodo. Hay egoístas, claro, que aparecen con jersey en días que la máxima ronda los 30 grados. Son los primeros que se ponen manga corta en primavera. En fin, que la vida se divide entre los cagaprisas pioneros y los fríos calculadores. Como soy de los últimos, me voy a poner en octubre a hablar de piscinas.

Me lo decía el otro día un vecino: "A ver si te dejan hablar de las piscinas de Casetas en Heraldo". El suspense me dejó asustado. Pensé que era asunto del CNI o de avistamientos extraterrestres y que este diario no estaba preparado, pero solo era ironía sobre la libertad de prensa, que siempre tiene más enemigos fuera que dentro de los periódicos. Me pasó hace unos meses con una diputada de una formación que lleva todo el día en la boca eso de que a los periodistas hay que dejarnos trabajar en libertad. Resultó que para facilitarme entrevistar a su candidato, tenía que enviarle previamente las preguntas; semanas después se enfadó muchísimo porque entrevistamos, a su juicio sin crítica, a un oponente. En fin.

Pero yo he venido a escribir de piscinas y, lanzando un órdago al periodismo, de filtraciones. En concreto, de las de Casetas. Y es que como ya publicó este periódico, las instalaciones del barrio pierden cada día de apertura 225.000 litros por averías; es decir, que si el metro cúbico de agua sale a unos 1,50 euros, en los tres meses de pérdidas (además del atentado ecológico) se han derrochado casi 30.400 euros que, por lo pronto, se repetirán el próximo verano pues tras la guerra de culpas entre el actual y el anterior equipo de Gobierno, las obras no empezarán hasta septiembre de 2020. Y ante esta circunstancia de olvido, que el barrio padece aunque no se acostumbre, solo cabe reseñar (por aquello de la política útil) que con los 60.800 euros derrochados entre esta temporada y la próxima, el centro de Salud del barrio podría haber contado con la mitad de la reforma de accesibilidad que necesita y que se quedó fuera de ejecución en los últimos presupuestos participativos.

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