Inquietud empresarial
Los empresarios aragoneses están preocupados, más con la coyuntura internacional y nacional que con la regional. Por eso piden que se pacte en Madrid un gobierno sólido y estable tras las elecciones de noviembre y abogan por reforzar el sector industrial para generar empleo. A la desaceleración macroeconómica que sufre Europa y a la parálisis reformista que sigue instalada en España solo cabe responder con más impulso desde el Gobierno de Aragón al tejido económico de la Comunidad.
La economía aragonesa pasa por una etapa de estabilidad, pero hay una creciente preocupación ante la confluencia de datos adversos: el fracaso de las fuerzas políticas en formar un Gobierno para España, la acumulación de cinco años sin reformas, el enfriamiento económico global, la guerra comercial EE. UU.-China y la incertidumbre ante un posible ‘brexit duro’. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) en Aragón lo ve así y por eso muestra su escepticismo respecto al resultado de las elecciones del 10N. Con razón reclama a los partidos, ante un previsible reparto de escaños similar al actual, «altura de miras» para llegar a acuerdos por el interés general del país, de las empresas y los trabajadores. Los partidos políticos tienen que escuchar a la sociedad civil.
Las empresas empiezan a notar la parálisis política y presupuestaria, con el bloqueo en la llegada de fondos a las comunidades que genera una desconfianza que ahuyenta la inversión. Por eso es necesario que la nueva DGA adopte decisiones de forma que la Comunidad minimice, en su ámbito competencial, la desaceleración y tenga planes de actuación cuando empiece la legislatura nacional y se aborde la elaboración de los presupuestos. La patronal aragonesa ofrece un conjunto de ideas que, en una imprescindible unidad de acción junto a los sindicatos, el Pignatelli debería aprovechar.
