Se estima que en 2020 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades, en muchas ocasiones migrando de las zonas rurales. Mejores oportunidades laborales, sanidad, educación e incluso una diversa oferta de ocio hacen que estemos en la era de las ‘megacities’. La otra cara de la moneda es la despoblación que sufre el mundo rural y sus consecuencias en espiral, como el cierre de servicios por falta de masa crítica, lo que provoca más fugas por falta de servicios. Por ejemplo, en 2025 más de tres millones de españoles no tendrán acceso a dinero en efectivo como consecuencia de los planes de optimización de los bancos que buscan cerrar oficinas y cajeros en los núcleos más despoblados. La alternativa pasa por digitalizar las entidades al máximo e incluso disponer de oficinas móviles, pero para ello todo el territorio debe estar conectado y disponer de infraestructuras decentes. En España, y buena parte de Europa, hay un grave problema de falta de relevo generacional en el sector primario de las zonas rurales. Las dos grandes causas que aparecen en todos los estudios: salarios menores que en las ciudades por la baja productividad y las duras condiciones de vida.

Paradójicamente, las soluciones en el ámbito de la agricultura de precisión y la monitorización de ganado existen para incrementar la competitividad del sector a la par que hacerlo más atractivo para el relevo ‘millenial’, pero todo ello conlleva formación, inversiones y mirar a largo plazo, un cóctel difícilmente alcanzable si sector privado, instituciones y sociedad no están alineados.

Alicia Asín es cofundadora de Libelium