Por
  • Luisa Miñana

Septiembre

Septiembre
Septiembre
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Septiembre era el mes número siete del calendario romano y de ahí su nombre, que hemos conservado en el calendario gregoriano, donde ocupa el noveno lugar en la sucesión anual de los meses. El número siete le va bien a este momento de tránsito. Si la primavera trae la resurrección de la naturaleza, septiembre apela a la renovación de los propósitos y proyectos personales y sociales, tras la pausa canicular (guiño al margen para nuestros políticos). Bien apuntó Hipócrates, allá por el siglo V a. C., que el siete es un número virtuoso, fuente de todos los cambios y motor de vida. Para la cultura griega clásica el siete se asociaba a la perfección, pero su presencia simbólica es muy fuerte en prácticamente todas las culturas: siete son los días de la creación, de la semana y de cada fase lunar, los pecados capitales, los chakras del ser, los brazos del Menorá judío, los infiernos del Islam, los dioses de la fortuna en la mitología japonesa, los sabios de Grecia o del hinduismo, nuestras notas musicales…

Como llega siempre también con un poco de nostalgia bajo el brazo, quizás para conjurarla, septiembre es uno de los meses a los que se han dedicado más canciones -desde Ella Fitzgerald o Sinatra a Love of Lesbian, pasando por Johnny y Rosanne Cash- o poemas, como este de García Montero: "Por septiembre/ se te llenan de sótanos los labios… Por septiembre/ se te llenan de humo los síes en la boca".

Y hay aniversarios terribles en la historia de septiembre que no conviene olvidar.

Luisa Miñana es narradora y poeta

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