Por
  • Carmen Magallón

Brasil

Protesta de las mujeres brasileñas en Brasilia.
Protesta de las mujeres brasileñas en Brasilia.
Joedson Alves / Efe

Amigos brasileños que encontramos en los viajes nos trasladan su preocupación por el deterioro de la democracia en Brasil. El país que fue parte del bloque de potencias alternativas emergentes, conocido como los BRIC, sigue sacudido por el escándalo que involucró a las altas instancias del país. La operación Lava Jato destapó una trama de corrupción que implicaba a políticos de distintos partidos. El expresidente Lula da Silva fue acusado de formar parte y está en la cárcel. Ahora, nuevos datos revelados ponen en cuestión el procedimiento seguido por Sergio Moro, el juez del caso que, de forma apresurada, encarceló a Lula impidiendo su participación en la campaña electoral. La acción despejó el terreno a Jair Bolsonaro llevándolo a la presidencia a primeros de este año. El juez Moro fue nombrado ministro de Justicia. 

En estos días, cerca de cien mil campesinas de todos los estados han marchado sobre Brasilia para protestar por las nuevas medidas del gobierno de Bolsonaro, con consecuencias, entre otras, de un aumento de la deforestación de la Amazonía y del uso de agrotóxicos. Marchan también para denunciar los feminicidios que suceden en el campo y que siguen siendo invisibles: es la Marcha de las Margaridas, que se lleva a cabo cada cuatro años. A su sexta edición se han sumado las indígenas brasileñas, que con las políticas del nuevo gobierno ven ocupadas sus tierras y atropellados sus derechos como comunidades originarias. ¿Son las brasileñas una esperanza para su democracia?

Carmen Magallón es presidenta de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz

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