Riesgos políticos

La mala política deja secuelas en la economía.
La mala política deja secuelas en la economía.
HERALDO

El ‘brexit’ de nunca acabar; los devaneos del gobierno Frankenstein en Italia; el regreso del peronismo antañón en Argentina; el tremendismo demagógico de Bolsonaro en Brasil; el agujero negro del chavismo en Venezuela; la pugna por la hegemonía mundial entre Washington y Pekín; la valiente pero peligrosa rebelión de Hong Kong contra la tiranía del partido único; la tensión en el Golfo Pérsico... Las crisis se acumulan y todas acaban repercutiendo sobre la economía mundial. Son riesgos políticos que, sumados, además de traslucir unos conflictos en sí mismos graves y preocupantes, están haciendo que pinten bastos en nuestro horizonte económico. Demasiada incertidumbre, demasiadas amenazas sobre el comercio mundial, demasiados países, ricos unos emergentes otros, que se están sumiendo en torbellinos que nadie sabe a dónde conducen, pero seguramente a nada bueno. La economía no puede más. Y resulta imposible que Europa, que es una potencia exportadora, no se resienta. Si la economía alemana entra en recesión, será difícil que no la sigan, la sigamos, las de los demás países de la Unión. De momento las bolsas se han dado un batacazo, pero no solo los inversores deberían estar inquietos. Es posible que estemos al borde de una nueva crisis, cuando una gran parte de los hogares y de los ciudadanos ni siquiera han salido de la anterior. Los malos políticos hacen mala política y la mala política deja secuelas. Produce peligros innecesarios, crea abismos que no tendrían por qué existir, empeora los problemas -cuando no los inventa- en lugar de encauzarlos, azuza los conflictos en vez de dulcificarlos. La mala política nos sale muy cara.

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