Tres asuntos a resolver con urgencia

Un tren llegando a Canfranc.
Un tren llegando a Canfranc.
Rafael Gobantes

En la larga lista de asuntos pendientes que tienen que resolverse en Aragón, y que son de obligado cumplimiento para el Gobierno que se acaba de formar, hay tres cuestiones especialmente sangrantes: el desdoblamiento de la N-II entre Alfajarín y Fraga; poner un poco de orden y seriedad en el tren de Canfranc y establecer de una vez unas adecuadas comunicaciones con Teruel.

Sobre el primer asunto se ha clamado en este desierto que no puede haber más muertes en esa maldita carretera mientras exista en paralelo un tramo de autopista de pago. Se han puesto mínimos parches reduciendo cicateramente peajes, cuando la solución pasa por el desdoblamiento urgente y, mientras tanto, la total liberalización del peaje en la autopista. El bien general y la seguridad vial lo exigen inmediatamente. Y aunque no sea competencia del Gobierno autonómico, bien podría este mostrarse más agresivo y reivindicativo y no parecer que está dormido y a lo que le den. Basta ya de condescendencia. ¿Con quién? ¿Por qué? 

Lo del Canfranc verdaderamente suena a cachondeo, pues mientras se nos hacen solemnes y grandes promesas (véanse algunos discursos de la sesión de investidura del señor Lambán), de esas sempiternamente prometidas comunicaciones con Francia, tenemos nuestra línea que se cae, nuestros trenes que se paran, no funcionan o descarrilan cada dos o tres días. ¿Pero qué pitorreo es este? Serán capaces los nuevos gobernantes de tomarse en serio lo del Canfranc y hablar menos de entelequias y de falsas ensoñaciones? ¡Pónganse manos a la obra de una vez, o reclamen al maestro armero que corresponda, pónganle firmes y dejen de decir tonterías, caramba!

De lo de Teruel casi da vergüenza hablar. Como es seguro que a Teruel no van a traer el ministerio fantasma de la España vacía, ni ningún otro ministerio, sí que podrían ocuparse nuestros gobernantes de arreglar de una forma definitiva las comunicaciones. También aquí damos con una línea férrea decimonónica, desesperante, mal trazada… aunque nos tratan de meter en la cabeza ese famoso Santander-Mediterráneo de nunca acabar, pero que a los políticos les sirve para rellenar sus descabellados discursos llenos de falsas promesas. ¿Tan difícil es hablar claro? ¿Por qué ese permanente empeño en tomarnos el pelo, cuando vemos que pasan los meses y los años y todo sigue prácticamente igual? Mientras tanto, otros corredores de más que dudosa utilidad tal como están concebidos reciben el aplauso, el premio y los dineros abundantes de los poderes públicos que a Aragón le han dado de baja. No molestamos, como otros. Somos pocos, y pintamos menos que aquel señor de Pastriz.

También Teruel tiene que comunicarse con Madrid. Hay pendientes autovías, líneas de autobús flexibles… toda una tarea para la ordenación y la vertebración del territorio. Y para que el Gobierno de Aragón en pleno se lo tome en serio de una vez. Por si acaso, se lo recordaremos de vez en cuando.

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