Director de HERALDO DE ARAGÓN

Promesas y omisiones

Sánchez, durante la primera jornada de la sesión de investidura.
Sánchez, durante la primera jornada de la sesión de investidura.
Kiko Huesca / Efe

Orbita Pedro Sánchez sobre sí mismo. Urgido por su investidura y víctima de sus plazos, aunque seguro del voto en contra de una oposición a la que llegó a solicitar idéntica responsabilidad que él negó en el pasado. Un tirabuzón que pasa por convertir el no es no en un sí es sí, aunque sin tiempo para restañar heridas y cuando ultima un acuerdo con Unidas-Podemos. 

Amarrado a su manual de supervivencia, la razón por la que ayer hubo tan pocas sorpresas en el Congreso fue que la más importante de todas ellas se estaba fraguando fuera, alejada de los focos: un pacto con Unidas Podemos que en unas pocas horas pasó de ser imposible a convertirse en territorio fecundo. Nuevamente, se saltó del no es no al sí es sí en un pragmático giro a conveniencia que servía para desatascar un parón que nos abocaba a unas nuevas elecciones. Así, los detalles del discurso de Sánchez, sus réplicas ante los líderes de los partidos, pasaron a un segundo plano, a un territorio muy menor y con una rapidísima fecha de caducidad. 

Promesas y omisiones, a partes iguales, que invitan a interrogarse sobre si, cuando gobierne en coalición, continuará guardando silencio ante el conflicto catalán en la tribuna de oradores o si tendrá alguna capacidad para sortear a los mismos partidos que le apoyaron en la moción de censura.

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