Complicada investidura
Hoy comienza en el Congreso una sesión de investidura cuyo resultado sigue siendo incierto. Y que puede dar lugar a un gobierno demasiado escorado hacia un extremo, inestable y con vínculos inquietantes con el secesionismo. La incapacidad de los líderes políticos para llegar a acuerdos razonables preocupa a muchos españoles, que, como muestra el sondeo de Metroscopia para HENNEO que hoy publica HERALDO, piden reformas que agilicen la investidura.
Un dato bien significativo que revela la encuesta es que el 86% de los ciudadanos considera que la situación política actual es mala, lo que supone un claro empeoramiento frente al ya elevado 76% que sostenía esa misma opinión en junio de 2018. No es aventurado conjeturar que la escasa voluntad de entendimiento mostrada por los dirigentes de los partidos después de las elecciones pesa considerablemente en esa valoración. Por ello, parece lógico que una mayoría de los encuestados estén dispuestos a respaldar reformas institucionales que pudieran permitir una mayor agilidad a la hora de trasladar el resultado de las urnas a la formación de gobierno. Pero este es un asunto que requeriría una reflexión pausada, pues algunas de las medidas que se plantean pueden ser contradictorias o tener efectos secundarios poco deseables. En todo caso, sea cual sea el diseño institucional de la investidura, los partidos políticos deberían asumir su responsabilidad con mucha más valentía y mayor flexibilidad que las que han demostrados en los tres últimos meses. Si el resultado de la sesión de investidura que comienza hoy sigue siendo una incógnita y si existe el riesgo de que el gobierno que nazca de ella no sea el que España necesita en estos momentos, no se debe tanto a fallos en las previsiones constitucionales o en la ley electoral, como a la escasa visión de Estado demostrada, casi sin excepción, por nuestros líderes políticos.