Yaba daba doo

Pedro Sánchez con Pablo Iglesias
Pedro Sánchez con Pablo Iglesias
Juan Carlos Hidalgo / Efe

Pedro Picapiedra salía cada día del trabajo resbalando por la cola de su dinosaurio-excavadora. A toda velocidad, se montaba en su troncomóvil y se marchaba a casa, donde lo recibía su dinomascota con unos cuantos lametazos.

Pablo Mármol era su vecino y compañero de batallas, aunque el pobre siempre andaba un poco en segundo plano, eclipsado por la arrolladora personalidad de su vecino.

Sánchez e Iglesias no visten taparrabos, pero lo suyo de estos días se parece un poco a picar piedra en la cantera. Ahí andan, tratando de sacar algún provecho de unas conversaciones que lo mismo parecen suspendidas que no, y en las que ambos quieren salir ganando.

Se les olvida, parece, que negociar tiene que ver con ceder. Pero ellos andan enrocados en sus posiciones y, mientras, los demás esperamos sin un gobierno que echarnos a la boca y con un montón de proyectos paralizados porque no hay un consejo de ministros en condiciones que los apruebe.

Pablo dice que los sillones son lo de menos, pero su objetivo prioritario es conseguir un ministerio de los buenos. Pedro ofrece, como mucho, alguna cartera segundona y busca apoyos en otros partidos que no están muy por la labor.

Y así, entre uno y otro, la sombra de la repetición electoral empieza a parecer más que una hipótesis. Ellos verán, pero en 2016 ya vivimos está situación y el panorama pasó de un casi seguro gobierno de izquierdas a una victoria que permitió a Rajoy gobernar de nuevo. Así que me imagino a otro Pablo -Casado, en este caso- pensando que quizá, con suerte, va a ser él quien lance el grito de alegría de los Picapiedra. Ya saben: "¡¡Yaba daba doo!!"

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