Por
  • Carmen Magallón

Escucha activa

Para dialogar hay que prestar atención a lo que dice nuestro interlocutor.
Para dialogar hay que prestar atención a lo que dice nuestro interlocutor.
HERALDO

Una habilidad cultivada en la educación para la paz es la escucha activa. Se entrena mediante ejercicios de diálogo entre dos interlocutores en los que la regla marca que, antes de contestar al otro, quien escucha ha de repetir el mensaje que ha recibido. El diálogo solo continúa si el primero está de acuerdo en que sus palabras han sido bien captadas. Puesto que el diálogo necesario es entre diferentes, en medio de las diferencias de ideas, intereses y proyectos, la escucha activa pretende facilitar una exploración auténtica, que permita encontrar las ventanas de oportunidad que puedan existir para trabajar juntos. Si este entrenamiento siempre es positivo, lo es más en días de negociación política. Pedimos a los representantes políticos que practiquen la escucha activa. Pedimos que se escuchen entre sí. Y que también escuchen las voces que llegan desde la sociedad civil.

Escuchando me hago eco del mensaje emitido por la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) que recientemente ha instado a formar gobierno en Aragón y a que las políticas que se inicien tengan en el centro los derechos humanos y la justicia global. La FAS ya hizo llegar a los partidos políticos aragoneses un documento proponiendo ocho medidas. Piden una nueva Ley Aragonesa de Cooperación para el Desarrollo; que haya coherencia de políticas para la lucha efectiva contra la pobreza y reducción de la desigualdad; y que se lidere desde el nivel más alto el cumplimiento en Aragón de la Agenda 2030… ¿Hay alguien ahí?

Carmen Magallón es presidenta de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz

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