Esperanza demográfica

Aragón ha conseguido frenar en el último año la sangría de la despoblación. De hecho, se ha convertido, con diferencia, en la Comunidad de la denominada ‘España vacía’ que más residentes gana, tanto nacionales como inmigrantes extranjeros. Hay que perseverar en las políticas que están consiguiendo este logro y hay que ensayar otras que hayan obtenido buenos resultados en otras latitudes.

Los datos más recientes ofrecidos por el INE confirman la buena noticia de que Aragón ha logrado variar la tendencia que mantenía desde 2011, un largo periodo en el que las cifras del padrón caían constantemente. Los nuevos resultados, a 1 de enero de 2019, establecen que la Comunidad ha ganado 7.659 vecinos. Esto supone un 0,58% más que en la misma fecha de 2018 y permite llegar a los 1.320.794 habitantes, muy cerca ya de los que había aquel año. Solo otras dos autonomías de las que sufren el problema de la despoblación, Castilla-La Mancha y La Rioja, han ganado residentes en el último año. Este giro demográfico positivo se ve limitado porque su traslación al territorio es muy desigual: Zaragoza y su provincia tienen más capacidad de atracción que las otras dos provincias; pero Huesca también logra salir de los números rojos y Teruel frena su caída.

Es un cambio de tendencia que debe alimentar la confianza en que se pueden aplicar políticas públicas e iniciativas privadas que hagan frente a uno de los problemas endémicos de Aragón, la despoblación y el envejecimiento. La Comunidad atrae a nuevos residentes, tanto del resto de España como del extranjero, por el atractivo de la capital y porque han surgido oportunidades de desarrollo en el medio rural relacionadas con sectores como el agroindustrial y el turístico. Hay que perseverar en esta línea de trabajo. La mejora de las infraestructuras y la construcción de otras nuevas son factores fundamentales para atraer empresas y fijar población.