Por
  • Antonio Papell

Lo social

El informe Foessa analiza el debilitamiento del estado de bienestar español
El informe Foessa analiza el debilitamiento del estado de bienestar español
Krisis'19

Estamos iniciando una legislatura que podría desarrollarse con relativa y esperanzadora estabilidad si nada se tuerce, después de tres años y medio de política caótica, en que la salida de la crisis, que está teniendo lugar a trompicones y de manera espontánea, se ha superpuesto al conflicto catalán, sin duda el más grave contratiempo de la democracia española desde su instauración en 1978. Y casualmente, acaba de publicarse un documento de referencia que debería servir a toda la clase política de punto de apoyo a la hora de tomar decisiones de futuro: el VIII Informe Foessa, elaborado por la conocida Fundación de Cáritas, que constituye un testimonio claro, sin servidumbres políticas, de la realidad social en que nos encontramos.

De algún modo, lo que la ciudadanía espera de la política es que esta fotografía, con demasiados ribetes tenebrosos, aparezca mucho más luminosa dentro de cuatro años, cuando sea llegado el momento de hacer balance de este extraño cuatrienio en que parece haberse normalizado un pluripartidismo que no asomó hasta la crisis de 2008-2014, la más grave que ha sufrido este país en muchas décadas.

El monumental informe, de casi 600 páginas y elaborado por más de 125 investigadores de 30 universidades y 13 organismos de investigación, no admite un resumen elemental, pero sí pueden extraerse datos inquietantes que entregan un dibujo realista de la situación: hoy, 2,1 millones de personas en España viven con el temor a perder su vivienda, lo que supone un 4% de los hogares, de modo que la habitación se ha convertido en causa clave para caer en la exclusión social, una situación en la que ya están 8,5 millones de personas, un 18,4% de la población (casi 7 puntos menos que en 2013, pero que todavía afecta a 1,2 millones de personas más que antes de la crisis). De ellas, más de 5 millones sufren "situaciones de exclusión social severa" y más de 1,8 millones forman el grupo de "expulsados" del sistema social, con mayor necesidad de intervención urgente.

El informe analiza el debilitamiento del estado de bienestar español, que actualmente no merece mejor calificativo que el de modesto, y se destaca que "las políticas de ajuste para hacer frente a la gran depresión" han tenido "como prioridad la reducción de la deuda a costa de las prestaciones sociales", citándose expresamente las reformas de la educación y la sanidad de abril de 2012.

También es observable la incidencia en la "precariedad del mercado de trabajo", acentuada con la reforma laboral de febrero de 2012, que fragiliza aún más la estructura social. Por ello, con la crisis, la "solidaridad familiar" ha ido ganando en importancia ante el debilitamiento de la esfera pública y la caída del poder adquisitivo, es decir, muchos supervivientes de la doble recesión han logrado superarla gracias a los vínculos familiares y no a los sistemas públicos de previsión.

Esta situación de fuerte estratificación social tiene un efecto político perverso: los excluidos o en riesgo de exclusión ya no participan de una política que no soluciona sus graves problemas –es llamativa la alta abstención en los barrios pobres–, como el acceso a la vivienda, los sueldos miserables (el 14% de los trabajadores son pobres), una juventud sin expectativas, etc., de modo que la política queda en manos de aquellos a quienes las cosas les van bien, y a este colectivo la solidaridad le empieza a cansar (se abre paso el sanguinario aforismo liberal de que quien no sale adelante es porque no se ha esforzado lo suficiente, cierto en algunos casos, incierto en la mayoría de ellos).

El informe detecta un colectivo que denomina "grupo de la sociedad insegura" formado por personas que saben que están en la antesala de la exclusión y que intuyen que no sobrevivirán a una nueva crisis, y que todavía creen que son capaces de interrumpir a gritos la dinámica de la sociedad instalada y de evitar la entrada de foráneos (inmigrantes) que les disputen la instalación: así nacen los partidos populistas, xenófobos, ultras, antisistema.

Ante este panorama turbio, los partidos convencionales de derechas han abierto una subasta de impuestos a la baja. ¿Cree alguien realmente que con menos Estado se arreglará esta situación explosiva?

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