Los alcaldes de Daganzo en el siglo XXI
Muy lejos quedan aquellos días que retrató Miguel de Cervantes en ‘La elección de los alcaldes de Daganzo’, en los que un candidato a alcalde protesta airadamente cuando le preguntan si sabe leer. Tan orgulloso de su analfabetismo como de su condición de cristiano viejo, responde: «Ni tal se probará que en mi linaje haya persona de tan poco asiento, que se ponga a aprender esas quimeras que llevan a los hombres al brasero (a la hoguera de la Inquisición) y a las mujeres a la casa llana (al burdel)». Hoy, los candidatos son personas instruidas. Otra cosa es su idoneidad para el cargo. Y en esto, el autor del Quijote sigue siendo muy actual, porque el entremés cervantino muestra como con frecuencia los electores votan basándose en la supuesta capacidad de los candidatos, pero no en la manera en cómo podrían administrar los recursos disponibles. Y ahora, la clave no es solo ganar en las urnas, sino también saber negociar y pactar.
Las elecciones del próximo domingo están muy alejadas del examen cervantino del ingenio rústico. Pero sigue siendo necesario elegir con tino. El nuevo escenario político exigirá de los protagonistas mayores dotes de pericia y una firme voluntad de construir acuerdos estables. A fin de cuentas se trata de hacer política, como diría el Manco de Lepanto.