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  • Heraldo de Aragón

Civismo frente al machismo

Manuel Izaguerri, el conductor de bus que consiguió evitar que una mujer fuera degollada en Miralbueno.
Manuel Izaguerri, el conductor de bus que consiguió evitar que una mujer fuera degollada en Miralbueno.
Raquel Labodía

Una joven de 23 años se recupera en el hospital después de que su novio intentara degollarla el pasado lunes en el zaragozano barrio de Miralbueno. Solo la reacción rápida y generosa de un conductor de Avanza –que también recibió un corte en una mano– y de varios ciudadanos anónimos consiguió salvarle la vida. La persistencia de la violencia de género nos obliga a hacer más. Y muchas personas ya lo hacen con una encomiable actitud de civismo y ejemplaridad. 

El goteo constante de muertes por violencia de género constituye un lógico motivo de alarma social. Desde 2003, primer año con estadísticas, han sido asesinadas 994 mujeres en España. En la que va de 2019 ya son 19 las asesinadas por sus parejas o exparejas, y hay dos casos en investigación. En el último caso de Zaragoza, el agresor no tenía antecedentes ni constaban denuncias por malos tratos. No obstante, los hechos demuestran que los presupuestos y los medios técnicos puestos a disposición de jueces, fiscales y policías son todavía insuficientes y que deben ser incrementados en consonancia con el objetivo de que no se pueda atribuir ni una sola muerte a fallos de vigilancia o de coordinación entre Administraciones.

La mera falta de medios no explica, sin embargo, la resistencia de la violencia de género. Es esta una lacra que obedece a patrones psicológicos y culturales muy arraigados que costará erradicar, pero lo importante es dar pasos concretos en la buena dirección. Por ello, es preciso insistir en la imprescindible toma de conciencia por parte de toda la sociedad en torno a la necesidad de combatir esta lacra, renovando y profundizando las medidas a largo plazo basadas en la educación y la concienciación. Estas medidas tardarán en lograr su efecto, pero la actitud ejemplar del conductor de autobuses urbanos y de varios vecinos de Miralbueno, que salvaron a la joven el pasado lunes, es la que hay que aplaudir, loar y fomentar.

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