Incidencias ferroviarias
Los trenes que prestan servicio en las líneas Zaragoza-Teruel-Valencia y Zaragoza-Huesca-Canfranc han sufrido en los últimos tres años más de 200 incidencias graves. Lo cierto es que Aragón viene padeciendo desde hace décadas unas extraordinarias carencias en sus comunicaciones ferroviarias. Los convoyes regionales se caracterizan por sus constantes fallos y unas bajas velocidades que relegan su utilidad social y su valor como infraestructuras productivas.
Ocho automotores diésel de la serie 596, conocidos popularmente como ‘tamagotchis’, prestan servicio en las líneas que unen Zaragoza con Valencia y Canfranc. Estos vetustos trenes son los responsables de la mayor parte de las más de 200 incidencias graves (cualquier problema que provoca un retraso en los tiempos de llegada superior a los 30 minutos). Renfe llegó a contar con 23 unidades de este modelo fabricado en los años ochenta, pero las fue retirando y ahora solo prestan servicio en estas dos líneas aragonesas y en Orense. A estas incidencias hay que sumar otros percances que causan demoras de menos de media hora y aquellos que se derivan del mal mantenimiento de las infraestructuras, que son responsabilidad del ADIF y de las que no hay datos. En conjunto, un panorama desolador que convierte en una auténtica epopeya moverse con la red regional de trenes.
Aragón lleva décadas escuchando las excusas que llegan desde Madrid mientras observa como la provincia de Teruel y amplias zonas de las de Huesca y Zaragoza se despueblan por la falta de oportunidades, en parte por el mal estado de las infraestructuras ferroviarias. Renfe ha anunciado su intención de licitar en abril un contrato millonario para comprar 43 trenes híbridos que permitirá sustituir los ‘tamagotchis’. No obstante, mientras llegan estas nuevas máquinas, en el otoño de 2021, debe arbitrar de forma inmediata soluciones provisionales para mejorar los servicios.
