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El elefante y los deberes

Nicolás Maduro
Maduro amenaza a EE.UU. con un nuevo Vietnam
REUTERS

Un niño chino ha fingido un secuestro para no tener que hacer los deberes. Aseguró que unos malvados lo raptaron pero logró escapar de ellos aprovechando que estaban distraídos mirando sus teléfonos móviles.

Algunos mayores también toman decisiones absurdas con tal de posponer sus obligaciones. Prefieren mirar para otro lado y no ver al elefante que ocupa casi toda la habitación. Pero en el caso de los adultos, la repercusión suele entrañar riesgos de mayor calado que dejar sin hacer la tarea escolar.

Es lo que le ocurrió la semana pasada a Pedro Sánchez cuando, minutos después de que su equipo filtrara que el jefe de Gobierno iba a anunciar el reconocimiento de España a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, prefirió dar un ultimátum de una semana a Nicolás Maduro para convocar elecciones presidenciales. Es decir, en su afán por retrasar su obligación de mojarse, hizo lo contrario: dar oxígeno al opresor. Hasta el anquilosado Parlamento Europeo ha estado más rápido al reconocer a Guaidó, como lo hicieran antes 60 países de todo el mundo.

Sánchez se lavó las manos como Siri. Si los usuarios de Apple le preguntan a la asistente inteligente de suave voz quién es el jefe de Estado de Venezuela, dice: «La respuesta es Nicolás Maduro y Juan Guaidó». Eso sí que es contestar con diplomacia.

Mientras el presidente español sigue instalado en la tibieza, el paquidermo continúa haciendo estragos: utiliza la fuerza, ordena detenciones masivas, deporta a periodistas extranjeros molestos para ocultar la verdad y amenaza el entorno de quien propone iniciar un pacífico proceso de transición en Venezuela.

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