“'Little Boy' habla de tres cosas cosas que no podemos perder: fe, amor y esperanza”

El actor y productor Eduardo Verástegui presentó en una gala benéfica en Zaragoza el filme que este viernes se estrena en España.

Jakob Salvati y Eduardo Verástegui, en 'Little Boy'
Preestreno benéfico del filme 'Little Boy' en los Palafox

Los cines Palafox de Zaragoza acogieron el pasado martes el preestreno benéfico de 'Little Boy', filme producido por el actor mexicano Eduardo Verástegui, que prosigue con 'Little Boy' un camino cinematográfico comprometido, como ya hizo con la producción de 'Bella' (2006), la ópera prima del director Alejandro Monteverde.


Verástegui acudió a la gala de carácter benéfico a beneficio del Programa de Liderazgo Social del barrio zaragozano de San Pablo, que trabaja por la inclusión social de las personas menos favorecidas, gestionado por la ONG Cooperación Internacional. La película se estrena este viernes en las salas de cine españolas.


El actor y productor define la cinta como "una historia americana con un mensaje universal para toda la familia, hecha por mexicanos, filmada en México y con un elenco internacional muy sólido". 


‘Little Boy’, ¿es un cuento para mayores?

Es una historia de amor de un niño que no tiene amigos, un niño especial con el que los otros niños se mete y se burlan de él por si estatura. A pesar de que le va muy mal en el colegio, a él no le importa porque se refugia en el amor de su padre, su mejor amigo, su único amigo, su socio, su todo. Mientras tenga a su padre al lado se siente completo.


Pero no siempre va a ser así…

El problema es que esto sucede en los años 40, en un pueblo de California, durante la Segunda Guerra Mundial y la familia de ‘Little Boy’ tiene la tradición de que, en tiempos de guerra, un miembro de la familia tiene que alistarse en el Ejército. El padre es el único miembro de la familia que puede cumplir con este deber. Cuando su padre se marcha, se da cuenta de que su protección, su mejor amigo, su socio le va a abandonar. Se le cae el mundo encima y ahí es cuando comienza la película. Un niño que tiene que salir adelante, que no puede vivir sin su padre y está dispuesto a hacer lo que sea para que regrese a casa vivo.


¿Y qué es lo que se propone ‘Little Boy’?

Va a tratar de lograr la imposible: terminar la Segunda Guerra Mundial para poder salvar la vida a su padre. Mientras, pasan muchas cosas: en la película se trata el tema del racismo, representando por Hashimoto, un vecino japonés que vive en el pueblo; también se habla del acoso o ‘bullyng’. Cuando el padre se va, el niño se queda solo, su vida entra en pausa, no crece y el ‘bullyng’ que sufre se acrecienta. El filme también habla sobre la reconciliación, el perdón, el amor en acción a través de una lista de tareas que este niño tendrá que cumplir


Esa lista, ¿sirve también para la vida real?

Es una lista que queremos poner de moda, cada uno puede hacer la suya. Estamos obligados a hacerla, cada cual desde su trinchera, poniendo o quitando cosas tan sencillas, por ejemplo, como sonreírle a un compañero de trabajo al que te cuesta sonreírle, amar a quien te cuesta amar. Aparentemente son cosas muy fáciles aunque tienen su mérito, y se necesita mucha voluntad para hacer esta lista, pero garantizo que si la hacemos mejora la vida de aquella persona a la que vas a ayudar, mejora la tuya y este mundo se convierte en un mejor lugar.


Los problemas que tenemos ahora, ¿son los mismo de entonces?

Lo interesante de esta película es que, 70 años después, hemos avanzado en ciencia, tecnología, medicina… pero seguimos teniendo los mismo problemas: guerras, divisiones, prejuicios, discriminación, ‘bullyng’, divisiones, corrupciones... son los mismos que hace mil, dos mil o tres mil años.


¿No tienen solución?

La respuesta es siempre la misma. La solución es dejar que el amor gobierne nuestras vidas, volver a ser niños otra vez y de esa manera rescatar la inocencia, la pureza, la capacidad de amar, perdonar y soñar en grande. Todas estas cosas que teníamos todos de manera perfecta cuando éramos niños. Entramos en el mundo de los adultos y ahí llegan los problemas: guerras, etc. Entonces hay que regresar otra vez a ser niño. Esta película está diseñada para eso: despertar la niñez que todos llevamos dentro y de esa manera convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos para hacer de este mundo un mejor lugar.


¿Es este el ‘leitmotiv’ de la película?

Es en sí el tema de la película, que te regala tres cosas que no le pueden faltar al ser humano. Puedes perderlo todo, puedes perder a un ser querido, tu trabajo, un amor, te pueden diagnosticar una enfermedad que no esperabas, un sueño muy grande en el que has invertido mucho tiempo y todavía no se logra. O lo que sea que estés pasando. Pero hay tres cosas que no se pueden perder: fe, amor y esperanza. Con esto lo tenemos todo. De eso te habla esta película.


Como dice ‘Little Boy’, ¿nada es imposible si se tiene suficiente fe?

La fe mueve montañas, el amor mueve corazones y la esperanza... nunca puede morir. Son los tres pilares en los que se apoya ‘Little Boy’. Es por eso que en la película todo el mundo se identifica con el niño porque, en algún momento de nuestras vidas hemos sido ese ‘Little Boy’ soñador, perseguido, que sueña en grande, que ama, que no tiene miedo de hacer lo que es correcto por amor a su padre.


¿La fe también le cambió la vida?

Claro. Lo que pasa es que yo antes pensaba que tenía fe, amor y esperanza en el mundo en el que yo andaba pero me di cuenta de que el problema no era el mundo o mi carrera. El problema era yo. Veía mi carrera como un fin, no como un medio. Y es un problema muy grande porque cuando ves algo efímero, temporal o material como un fin siempre va estar frustrado porque el medio es el medio y el fin es el fin. No puedes basar tu felicidad en una carrera que ni siquiera sabes cuánto va a durar. Lo único que hice fue cambiar el chip, en lugar de ver mi carrera como un fin la vi como un medio, que bien utilizado puede hacer muchísimo bien a nuestra sociedad.


Incluso dejó su carrera por un tiempo…

Estamos en una constante búsqueda, en un camino diario en el que a veces nos cansamos, tenemos altibajos... todo es un aprendizaje. Llegó un momento en el que me di cuenta de que no estaba asumiendo la responsabilidades que tenía que asumir como actor, como imagen pública. Se me olvida que cualquier proyecto en el que me involucraba afectaría a la manera de pensar de las personas, sobre todo de los jóvenes que imitan todo lo que ven en el cine y en la televisión. Y aunque no quieras ser un modelo a seguir, automáticamente, al convertirte en un personaje famoso ya lo eres, te guste o no. Entonces era muy fácil vivir una vida sin responsabilidad y lo que hice fue hacer un alto en mi vida, reinventarme, 'resetear' prioridades y poner mi fe, el amor y la esperanza en el centro de mi vida.


Para usted, ¿el cine es más que entretenimiento?

Claro. Por eso, en 2004, fundamos Metanoia Films, una productora que tiene como propósito producir películas que tengan el potencial no solo de entretener a la audiencia sino también de hacer una deferencia a nuestra sociedad.


Entre sus próximos proyectos está la película ‘Mary’…

Bueno, todavía estamos con la gira internacional de presentación de 'Little Boy'. Nos falta visitar Inglaterra, Polonia, Italia, Francia, Japón y muchos otros países. Y estaremos con esto hasta diciembre. Después, vamos a lanzar dos documentales que apuestan por la educación de los niños de la calle, que hablan de la importancia de darle herramientas, educación académica y valores a los niños de la calle para que se conviertan en agentes de cambio y hombres de bien. Por otro lado, tenemos varios proyectos de cine, entre ellos 'Mary', centrado en un par de episodios de la vida de la Virgen María en su adolescencia. A partir de febrero o marzo de 2016 presentaremos el nuevo proyecto como tal.


¿Cómo dieron con el niño que interpreta a ‘Little Boy’?

Eso fue lo más difícil. Ya teníamos construido el set de rodaje, el 99% del elenco: Kevin James, Emily Watson, Tom Wilkinson, Michael Rappaport.. pero había un gran vacío. No teníamos a la estrella principal. Vimos a más de 1.000 niños y de pronto, un día, en una de las audiciones en la que había 30 niños formados, apareció entre ellos Jakob Salvati. Lo descubrimos ahí, un niño bajito de estatura, justo lo que estábamos buscando, muy simpático, travieso, una cara angelical pero para nuestra sorpresa descubrimos que no estaba ahí para hacer la audición sino para acompañar a su hermano mayor, Joshua, que es autista, un niño muy especial que estaba haciendo audiciones todos los días como terapia para poder interactuar con otros niños. Ese día no tuvieron dónde dejar a Jakob y los acompañó.


Lo encontraron de milagro…

Nada más contratarlo, su hermano Joshua rompió a llorar, pero de felicidad. Luego la madre de los niños nos confesó que en la vida real estaban a punto de perder su casa. Pasaban por la peor crisis económica de su vida y Joshua lloraba porque sabía que con este nuevo trabajo Jakob salvaría la situación. Y así sucedió. Eso nos conmovió tanto que decidimos contratarlos a los dos. Joshua hace de doble de Jakob en el filme. El primer día de rodaje fue el más difícil porque Jakob ya no quería hacer la película; se asustó cuando vio gente gritar y a 150 personas en el set pero luego se convirtió en un Leonardo DiCaprio. Un fenómeno como actor.


Con ‘Little Boy’ repite con el director Alejandro Monteverde, después de protagonizar y producir 'Bella'...

Alejandro es mi socio. Con el monté la productora de cine en 2004. 'Bella' fue el primer fruto de esta iniciativa de rodar películas con un contenido diseñado para hacer de este mundo un mejor lugar. Y el segundo capítulo de Metanoia films es 'Little Boy'. Después de 'Bella' estaba buscando con lupa cuál iba a ser el siguiente proyecto y Alejandro me trajo 'Little Boy', que había escrito junto a Pepe Portillo, y me convenció. Me apasionó la historia y dije: “Esta es la que tenemos que llevar a la pantalla grande”. Y ahí empezó la aventura: me fui a México a recaudar fondos, empezamos las audiciones, preproducción, producción, postproducción y aquí estamos con la distribución en España años después.

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