​Sean Byrne "Me interesa la idea de cómo la inocencia se acaba corrompiendo"

El director australiano Sean Byrne ha vuelto al Festival Internacional de Cine de Sitges con su segunda película, 'The Devil's Candy', una producción norteamericana de terror sobre posesiones satánicas, con la que ha querido explorar la "corrupción de la inocencia, algo que siempre me ha interesado".

El filme, en la sección competitiva y en el que la música heavy tiene un gran protagonismo, narra lo que les ocurre a Jesse y Astrid cuando compran una idílica casa en Texas en la que empezarán a ocurrir inquietantes sucesos relacionados con los cuadros que Jesse pinta.

Byrne, que en 2009 estuvo en Sitges con la aclamada 'The Loved Ones', ha explicado este viernes en rueda de prensa que en su nuevo título quería tratar sobre "la oscuridad de la humanidad" y abordar esta cuestión "de una forma psicológica".

Tampoco ha obviado que al escribir el guión quiso representar la idea del demonio viviendo en la tierra "y cómo utilizaba a los hombres como vehículos para transmitir el mal".

En una rueda de prensa no ha escondido tampoco que a la hora de trabajar en este proyecto estuvo influido por el hecho de que su esposa estaba embarazada -tuvieron gemelos- y "en cierta manera quedan reflejados los miedos que uno tiene en ese momento".

En este punto ha reconocido que estar a punto de ser padre "me hizo recapacitar -ha dicho- sobre la idea de la inocencia y cómo se puede corromper fácilmente, con todas las tentaciones que uno va encontrándose".

Por otra parte, ha bromeado con que tener gemelos, "aunque es muy reconfortante, parece que es como trabajar en la industria cinematográfica 24 horas al día".

Respecto a si ha sido difícil poder filmar otra película después del reconocimiento que obtuvo con 'The Loved Ones', Byrne se ha sincerado al afirmar que no ha sido fácil, porque "Hollywood es un sitio bastante peculiar y tramposo".

Ha comentado que le ofrecieron varios proyectos y estuvo trabajando en diversos guiones para presupuestos medios, de entre quince y veinte millones de dólares.

Sin embargo, "la industria se decanta o por las grandes superproducciones o por las películas de presupuestos bajos, más 'indies', y al final ninguno de los proyectos en los que estuve tiró hacia adelante".

Este hecho motivó que se lanzara a acabar un guión que ya tenía empezado, base de la terrorífica 'The Devil's Candy'.