Las fragatinas que quedaron inmortalizadas en Nueva York

?La Hispanic Society atesora 40 cuadros que Miguel Viladrich pintó hasta el año 26 mientras vivió en la ciudad del Bajo Cinca. La ciudad celebra este domingo su Fiesta de la Faldeta.

Las hilanderas
Las hilanderas
Hispanic Society of America

La ciudad de Fraga volverá a engalanarse este domingo en su tradicional Fiesta de la Faldeta, unos festejos iniciados en 1977 para rendir homenaje a la mujer fragatina a través de la exaltación del traje típico de la ciudad.


Desde el año 2010, la fiesta ha tomado como hilo conductor 'La boda fragatina', a partir del famoso cuadro del pintor Miguel Viladrich, que quedó impresionado por las mujeres de la ciudad, por sus costumbres y atuendos, y acabarían siendo tema esencial en su discurso artístico. Un desfile de tradición y etnografía, emigrado en parte a Nueva York desde que el coleccionista hispanófilo Archer M. Huntington se hiciera en 1926 con 40 obras del artista para la Hispanic Society of America, ubicada en la isla de Manhattan. Así, cuadros como 'Las hilanderas', 'Tres mujeres jóvenes de Fraga' o 'La niña del cántaro' forman parte del legado de este singular artista en Estados Unidos.


Viladrich (Torrelameu, Lérida, 1887 - Buenos Aires, 1956) se instaló en el castillo de Fraga en 1914, y durante el tiempo en el que permaneció en el Bajo Cinca plasmó las gentes y las costumbres de la zona de su tiempo. Tras diversos viajes y periodos fuera de España, se exilió a Buenos Aires tras la Guerra Civil.

"Huntington deseaba recoger, estudiar y exhibir todos los aspectos de las artes, la literatura y la cultura de la antigua Iberia, España, Portugal, América Latina, Filipinas, y cualquier otra zona del mundo donde se hubiera hablado español o portugués", comenta Marcus Burke, conservador jefe de pintura de la Hispanic Society of America. Y en ese proyecto de su vida que fue el de crear "un museo con alma española", como definiría Huntington, se topó con el pintor leridano, a quien compró la obra que había ejecutado hasta 1926. "Creo que el principal interés de Huntington era el carácter etnográfico de su obra, pues también coleccionó cuadros proto-modernistas cuando contenían temas etnográficos", apunta el conservador, para quien el mecenas también pudo sentirse atraído por los elementos proto-surrealistas y simbolistas presentes en la obra de Viladrich, "aunque no sabría decir si era consciente de ello".


Este corpus artístico del artista leridano estuvo expuesto desde 1927 hasta hace unas tres décadas en una galería del edificio norte de la Hispanic Society dedicada íntegramente a Viladrich, pero posteriormente con la reorganización del museo parte de su obra pasó a los fondos.


"No creo que el público americano esté hoy en día particularmente interesado en los temas etnográficos, pero muchos amantes del arte responden a la imaginería inusual y subtextos psicológicos de los cuadros de Viladrich", comenta Burke, quien explica además que la exhibición de paisajes y costumbres de principios del siglo XX trazado en la Hispanic por los inmensos murales de Sorolla de su 'Visión de España', son uno de los grandes reclamos del museo. El centro también cuenta con obra de otros contemporáneos como Rusiñol, Anglada Camarasa o Joaquim Mir, en un museo que cuenta con unos 800 cuadros que recorren seis siglos de historia de la pintura española, además de un importante fondo de escultura, objetos decorativos, fotografía y dibujos.

Trajes típicos hasta el siglo XIX

Gran parte del corpus artístico de Viladrich pudo verse en 2007 con motivo de la exposición 'Viladrich, primitivo y perdurable', que trajo a Aragón un conjunto de obras de diversas colecciones, y en la que los fragatinos pudieron ver de cerca la plasmación de sus ancestros y sus formas de vida. "Mi abuela aparece en uno de esos cuadros, yo tenía una copia, pero entonces pude ver el cuadro por primera vez", explica Cristina Canales, técnico del área de Fiestas del Ayuntamiento de Fraga. "Todo el mundo en esos cuadros está identificado. Él utilizaba gente que conocía y vecinos como modelos y los hacía posar", dice esta fragatina sobre una obra que recrea los atuendos, los pendientes y los singulares peinados de rosca y picaporte.


Por ejemplo, las ropas que se ven en 'La boda fragatina' "las tenemos todas, es así como iban, porque una de las cosas que más sorprendía a la gente es que a finales del XX y hasta principios del XXI las abuelas iban vestidas con el traje típico, por eso tenemos tanta cantidad de trajes auténticos y antiguos", comenta la técnico. Domingo 26, el día grande

El traje fragatino está compuesto por siete faldas superpuestas, corsé, jubón y mantilla, y era lucido de manera cotidiana por las más mayores, en una ciudad en la que el papel de la mujer ha sido siempre preponderante en la organización de la vida y economía familiar. Así, en 1977 se inició esta Fiesta de la Faldeta que este domingo 26 de abril vive su día grande.


La jornada convertirá el Casco Histórico durante toda la mañana en escenario teatral. Las actividades comenzarán con la 'preparación' de los novios y el tradicional desfile de trajes fragatinos que dará comienzo en la plaza San Salvador –en la parte nueva de la ciudad- y el desfile de la comitiva nupcial, que se encontrarán en el camino con escenas costumbristas de oficios y tradiciones de la ciudad.


Por la tarde será el homenaje a 'les Dones de Faldetes' que se repite cada año y que, también y como en cada edición, incluye la representación de un sainete costumbrista original de las Hermanas Beán. Para la presente edición se ha escogido la pieza 'Per fes los tarrons van tindre raons'.


Se espera que más de 3.000 personas participen en la fiesta y que, de ellas, más de un millar desfilen ataviadas con el traje tradicional.