“Es más fácil que nunca ir a la ópera”

La Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta celebra su quinto aniversario.

Alejandro Martínez, responsable de la Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta
“Es más fácil que nunca ir a la ópera”
A.C.

La Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta celebra su quinto aniversario con un concierto de zarzuela, el jueves, en el Teatro Principal. Uno de los responsables de la Asociación, Alejandro Martínez Rodríguez hace balance.


¿Qué tiene de especial la ópera?


Aunque suene a tópico, es la forma de arte total. Lo tiene todo: la palabra, la música, la acción. Sea en sus formas más simples o en las más elaboradas, no conozco un espectáculo de intensidad y riqueza semejante. Mi vida no sería la que es sin la ópera.


Se cumplen cinco años del nacimiento de la Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta. ¿Con qué objetivo nació?


Nacimos con el propósito de elaborar una propuesta lírica estable y de calidad en la ciudad. Somos la única gran capital española que no goza ni de una temporada ni de un festival con ópera, zarzuela y lied. Con los años de la transición se cortó el apoyo municipal a la ópera, ligada entonces a las élites más tradicionales de la ciudad. De tal forma que hace aproximadamente 40 años que no hay una actividad lírica continuada en Zaragoza. El Ayuntamiento apostó en los 90 por el Auditorio, que ahora cumple 20 años, dedicando multitud de recursos a que su propuesta tuviera éxito. Eso es precisamente lo que falta hacer con la ópera: sumar fuerzas y aglutinar respaldos estables del Ayuntamiento, del Gobierno de Aragón, de la Diputación, del INAEM y de las entidades locales como Ibercaja y HERALDO, que no sólo están en disposición de hacerlo sino que hasta cierto punto deberían reconocer el interés y obligación para con la ciudad que lleva aparejado este proyecto.


¿Cuál es el balance? ¿Cuántos socios, conciertos, actos?


El balance es muy bueno, ilusiona echar la vista atrás y ver todo lo recorrido, pero no está exento de frustraciones. La cantidad de actividades realizadas hasta la fecha nos enorgullece, porque se han puesto en pie sin apenas el más mínimo apoyo en materia de financiación, ni pública ni privada, más allá de los ingresos de taquilla.


Celebremos lo mejor. ¿Qué han hecho?


Casi una decena de recitales y conciertos, multitud de conferencias, charlas, tertulias, cursos y dos hitos para la ciudad, con nuestras dos únicas producciones propias hasta la fecha. Por un lado la ópera ‘Der Kaiser von Atlantis’ de Ullmann, que fue muy bien acogida por el público. Y por otro lado ‘L’elisir d’amore’, con el merecido debut del gran zaragozano Carlos Chausson, una causa pendiente de esta ciudad para con su cantante lírico más internacional de las últimas décadas. También estamos muy orgullosos del ciclo de Encuentros Líricos que pusimos en pie por vez primera el año pasado, con el apoyo de la Facultad de Filosofía y Letras, y que nos permitió traer a Zaragoza a gentes de la talla de Teresa Berganza o Antón García Abril.


¿Cuáles son las frustraciones?


Dos, principalmente. Por un lado la sensación de que el proyecto no ha terminado de cuajar entre la ciudadanía, habida cuenta del lentísimo incremento de socios, que todavía hoy no llegan al centenar. Y por otro lado, la frustración con las instituciones. Agridulce es el vínculo con el Teatro Principal, cuya confianza nos ha costado mucho conseguir, pero que sigue dando espacio a propuestas líricas de perfil ‘low cost’, por decirlo de alguna manera, con baja calidad pero precios competitivos, y que tampoco nos cede el teatro en condiciones más ventajosas que a otras compañías que vienen de fuera. No se puede abrir un teatro así a espectáculos líricos amplificados ni a compañías que representan con 20 músicos partituras que requieren 40.


¿Qué más les duele?


Debo apuntar nuestra frustración e incluso indignación ante el desdén con el que nos ha tratado el Ayuntamiento de Zaragoza. Siempre hemos recibido de ellos buenas palabras que nunca se han concretado en respaldo alguno. Nos hemos presentado a dos convocatorias de ayudas públicas, con ‘Der Kaiser’ y con el ‘Elisir’, y en ambas se nos ha denegado respaldo alguno. Hemos recurrido la última resolución de esas ayudas porque nuestro proyecto se ajustaba exactamente a los criterios de la convocatoria.


¿Se han portado mejor las otras instituciones?


La colaboración es decepcionante se mire como se mire. Si lo más positivo que tengo que decir en este apartado es que puntualmente el Gobierno de Aragón ha resuelto concedernos apenas unos mil euros al año, creo que es evidente la dejadez institucional con que nuestro proyecto ha sido acogido. Ibercaja nos cedió sus instalaciones al principio y por eso hicimos tantos actos en el Museo Camón Aznar. Nos gustaría retomar esa colaboración y llevarla más lejos. Las únicas instituciones que han sido siempre receptivas a nuestras propuestas son la Facultad de Filosofía y Letras, la Fundación Casa de Ganaderos y la Institución Fernando el Católico, que ha hecho posible varios ciclos de conferencias que hemos organizado. También fue muy grato el encuentro con la que hoy es nuestra orquesta titular, la Orquesta Reino de Aragón, sin duda el proyecto sinfónico más relevante de nuestra tierra en este momento y que bien merecería un respaldo estable del Gobierno de Aragón, que tarde o temprano tendrá que plantearse tener una orquesta de la comunidad.


Decepciones y desdenes al margen, ¿tienen la sensación de que han ayudado a incrementar el interés hacia la ópera?


Quizá no tanto como debiéramos o pudiéramos haber hecho. Conviene en este momento, cuando cumplimos cinco años, hacer un ejercicio de autocrítica. Tengo la sensación de que se ha visto nuestro proyecto a menudo como algo distante y altivo, cuando en realidad no pretendemos otra cosa que poner la ópera y la zarzuela de calidad al alcance de todos en Aragón. Mucha gente que nos sigue desde el primer día, público fiel, nos agradece el esfuerzo cada vez que nos los encontramos. Pero creo que el reto de asentar el proyecto y ahondar sus raíces con la ciudadanía es algo que tenemos que afrontar más pronto que tarde. No es nada fácil llegar a la gente cuando no puedes dedicar ni un euro a darte a conocer.


¿De qué están más orgullosos?


Personalmente, sacar adelante la producción de ‘Der Kaiser von Atlantis’, culminando además con éxito una campaña de ‘crowdfunding’. Recuerdo perfectamente que Rafael Campos, director del Teatro Principal, nos dio la enhorabuena al terminar la representación. Creo que nadie creía posible que se pusiera en pie con éxito. También me enorgullece haber hecho posible desde la asociación el debut de Carlos Chausson, que era una deuda pendiente de esta ciudad para con su patrimonio lírico.


¿Cabría decir que Aragón es tierra de ópera o no: Miguel Fleta, Pilar Lorengar, Aramburo…?


Y Carlos Chausson, no sólo el mayor cantante aragonés en activo sino además, sin la menor duda, el mejor bajo bufo de las últimas décadas a nivel mundial. Y hoy en día tenemos también a Isaac Galán, a Eugenia Boix, a Eugenia Enguita, a Ruth Iniesta, a Eduardo Aladrén y también a un joven tenor que dará que hablar, Jorge Franco. Conviene no olvidarse del bueno de Santiago Sánchez Jericó. Aragón es tierra de ópera, pero a veces uno piensa que no se lo merece, porque no tenemos un gran teatro, no tenemos una orquesta sinfónica de la comunidad, no tenemos un ciclo superior de canto…


¿Tenemos escenarios o salas adecuadas para la ópera o sigue siendo el Principal el mejor espacio?


El único escenario donde cabe la ópera hoy en día en Zaragoza es el Teatro Principal. Es evidente que no puede representarse, como no obstante se ha intentado hacer tantas veces, en el Auditorio de Zaragoza, sin foso ni caja escénica y con una acústica que no ayuda a las voces por mucho que ayude a las grandes orquestas. El problema para la lírica en esta ciudad no son las infraestructuras sino la voluntad política para hacerlo posible.


¿Cuál es el estado actual de canto?


Nunca me he sentido identificado con esos lamentos críticos que vuelven generación tras generación. Hoy la ópera goza de mejor salud que nunca, por mucho que nos asalte cada semana una nueva noticia sobre el posible cierre de un teatro o de una orquesta. Hoy es más fácil que nunca ir a la ópera.


¿Cómo van a celebrar estos cinco años?


A través de la zarzuela queremos hacer un guiño al carácter cercano y popular de nuestro proyecto. No queremos una ópera elitista, distante e inasequible para la mayor parte de los bolsillos. Se pueden hacer las cosas de otra manera, a poco que contemos con unos mínimos respaldos. Desde luego, nosotros estamos decididos a dar la batalla al menos cinco años más por conseguirlo. Concreto: para celebrar nuestro V Aniversario proponemos una fiesta en torno a la zarzuela, con tres solistas españoles (la zaragozana Ruth Iniesta, soprano, Luis Cansino, barítono, y Alejandro González, tenor) acompañados al piano por Aurelio Viribay. Hay entradas disponibles desde 5 hasta 35 €, con importantes descuentos para nuestros socios, para “amigos del teatro”, poseedores del carné joven, menores de 30 y mayores de 65.