Tocar en la calle, la 'asignatura' no escrita del conservatorio

Muchos estudiantes de música zaragozanos han encontrado en la calle un lugar donde ganar dinero y experiencia.

Un grupo de jóvenes del conservatorio muestra sus habilidades en el Paseo Independencia
Tocar en la calle, la 'asignatura' no escrita del conservatorio

Las calles de Zaragoza se llenan cada día de notas musicales que intentan amenizar y deleitar a los cientos de viandantes que transcurren por ellas. Situados en diferentes localizaciones como el Paseo Independencia, la calle de Alfonso I o en el paseo de las Damas entre otros, los músicos callejeros tratan de ganar algo de dinero y demostrar sus habilidades ante el público de la capital aragonesa.


El beneficio, que a priori puede parecer pequeño, supone un colchón para muchos jóvenes que se lanzan a la aventura de llevar sus instrumentos a las aceras zaragozanas: "Las ganancias de tocar en la calle me han servido para no sufrir hasta que esperaba la llegada de la beca de movilidad" señala Ángel Jiménez, un estudiante del Conservatorio de Zaragoza, natural de Valencia, que intenta salir a tocar la tuba en la calle al menos una vez al mes.


El Ayuntamiento, que actualmente intenta regular las actuaciones en la calle, señala que dependiendo del día, las solicitudes se multiplan: "En días festivos hay muchas peticiones, por ejemplo en San Valero o el Día de la Música, en cambio otros días hay poca gente".


La licencia solicitada implica una tasa anual cercana a los 80 euros que muchos músicos han pedido, aunque reconocen, que sin tenerla, la Policía no suele causarles problemas: "No nos suelen decir nada, a veces sí pero de manera muy ocasional, el problema es que nosotros pedimos la licencia en enero y aún no nos ha llegado" denuncia Jiménez.


Antonio Francia, administrador de Zaragoza Cultural, asegura que la legalidad vigente permite a los músicos callejeros "vender sus propios trabajos para recaudar dinero, lo que no pueden hacer es vender discos ajenos porque se consideraría piratería".


El grupo de Jiménez, 'Play On', se ha visto beneficiado por los 'shows' montados en la calle: "Nos han ofrecido trabajo en colegios, bodas, radios y bares. Tocar en la calle te da a conocer y te aporta un beneficio económico".


Actualmente, hay unos seis grupos del Conservatorio que salen al menos una vez al mes, dependiendo del tipo de instrumento varía el repertorio, aunque ‘la caja’ puede ser "más alta de lo esperado" según afirma Jaime Olite, que ha salido un par de veces con un grupo de amigos a tocar su trompeta: "Un día bueno, con un grupo de cinco personas, nos sacamos 80 euros por cabeza, los días normales, unos 50".Apoyo dinámico

El conservatorio de Zaragoza se ha convertido en el foco del fenómeno musical callejero ya que muchos de los participantes salen de allí: "Aquí hay varios grupos que tocan en las calles y nosotros lo apoyamos porque consideramos que es una manera de que cojan práctica, experiencia y rodaje como músicos" explica Francisco Balsera, secretario del Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza.


La variada actividad cultural de Zaragoza ha permitido a los músicos disfrutar: "Aquí la gente es muy amable. Zaragoza, musicalmente hablando, es una ciudad muy agradecida, nos aplauden nos dejan algo dinero e incluso nos felicitan. En otras ciudades es algo impensable" asegura Jiménez que ya ha tocado en más ciudades de la geografía española.


Desde el conservatorio recalcan también los cambios que la ciudad sufre cuando hay músicos tocando en las calles: "Ayudan a dinamizar la actividad cultural de Zaragoza y muchos de ellos son muy buenos, hay gente con talento, creo que les sirve a ellos y también a los ciudadanos" afirma Balsera.