Un cubo para la cultura

El hormigón, el aluminio y el vidrio son los materiales protagonistas del edificio.

Los 7.000 metros cuadrados de edificio dan para mucho
Un cubo para la cultura




Desde este viernes, Zaragoza cuenta con un nuevo punto de referencia cultural: el Caixaforum.  Un cubo de hormigón, aluminio y vidrio cuyo corazón son dos salas de exposiciones y un auditorio.


Los más de 7.000 metros cuadrados de edificio dan para mucho. En la planta baja, la librería y el vestíbulo del edificio son las partes que el equipo liderado por la arquitecta catalana Carme Pinós describe como "más abiertas y transparentes". "Nuestra intención es generar espacio público, hacer que el parque llegue a la ciudad, pasando por debajo del edificio”, explican.


Más allá de la tienda, un juego de escaleras mecánicas guía a los visitantes. Hacia abajo, el auditorio para 252 personas revestido de madera de roble. Esta sala se encuentra semienterrada y conectada al casco urbano gracias al jardín, que sirve de zona de evacuación y de cátering al aire libre (si el tiempo lo permite).


Si se prefiere subir, lo primero que se encuentra es una terraza en el entresuelo donde tomar aire antes de adentrarse en las grandes salas de exposiciones de la primera y segunda planta.


Aunque antes de entrar habrá que conseguir una entrada: el acceso a las exposiciones costará 4 euros, aunque los menores de 16 años tendrán entrada gratuita y los clientes de La Caixa disfrutarán de descuentos. En cualquier caso, hasta el 6 de julio no habrá que pagar para que todo el mundo pueda conocer el edificio.


"Las dos salas suspendidas se enfrentan a niveles diferentes, para que al salir de una veas la ciudad por debajo de la otra. Creemos que entre una sala y otra tiene que haber zonas de relajación y descompresión; entre una exposición y la siguiente.", explican los encargados del proyecto. La ascensión por las escaleras mecánicas ofrece ese momento de relax antes de que el visitante continúe con su periplo, con "recorridos que nos regalan vistas lejanas", preferidos frente a unos ascensores "que te descontextualizan".


Tras los 1.190 metros cuadrados dedicados a las muestras culturales, en el último piso llega el momento de descansar. Una cafetería-restaurante con vistas a la ciudad permite reponerse de la visita. Además, la terraza-mirador compite por el título de tener las mejores vistas de Zaragoza, con el panorama del meandro de Ranillas y el recinto de la Expo.


El edificio "aparece como un elemento escultórico”, que de noche se convierte en un ‘faro’. La zona queda iluminada por los dibujos de luz creados perforando la chapa del revestimiento y de los que los zaragozanos ya se han podido disfrutar durante los ensayos de los últimos meses.


Durante el día, los voladizos se convierten también en una ‘sombrilla’ bajo la que cobijarse del sol de justicia veraniego, que junto al jardín de la entrada permiten tomarse un respiro antes de enfrentarse de nuevo a la ciudad.

Una larga espera

La Caixa anunció en 2008 su intención de crear un centro cultural en Zaragoza. El proyecto de Carme Pinós fue elegido en 2009 y se esperaba que a finales de 2012 estuviese listo. Pero no ha sido hasta casi dos años después cuando ha abierto sus puertas.


"No ha habido ningún contratiempo importante, simplemente una adaptación de los tiempos necesarios para construir el edificio", aseguran fuentes de la Obra Social de La Caixa. El Caixaforum de Zaragoza es el primero de nueva construcción, una decisión que se tomó porque el Ayuntamiento se comprometió a facilitar la compra de los terrenos a la entidad. El edificio ha supuesto una inversión de más de 18 millones de euros.