"El cine europeo estaría muerto sin las ayudas"

El cineasta Michael Haneke ensaya en el Teatro Real la opéra 'Cosi fan tutte' de Mozart.

Haneke ganó la Palma de Oro en Cannes en 2012
Michael Haneke gana la Palma de Oro de Cannes con 'La cinta blanca'
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El cineasta Michael Haneke ha pasado las últimas semanas en el Teatro Real de Madrid para realizar los ensayos de 'Cosi fan tutte', la ópera de Wolfgang Amadeus Mozart estrenada hace un año en este teatro y que ahora llega a Viena (Austria), donde será representada los días 2, 4 y 5 de junio dentro de la programación del festival Wiener Festwochen.


Haneke ha recibido este viernes a varios periodistas antes de viajar a su país, un encuentro en el que ha recordado a Mortier y en el que ha confesado su "fanático control" por el proceso creativo, sus intereses como cineasta y su resistencia a hablar de sus películas.

No quiere hacer más ópera

El director ha indicado que aunque no se puede decir "nunca", no tiene pensado hacer más opera y ha señalado que ha recibido ofertas de otras óperas y las ha rechazado. En este sentido, indica que Mortier, a quien ha echado de menos estas semanas en el Teatro Real, tiene "el arte de transmitir mucha confianza" y siempre se pone "del lado del arte". Además, aceptó "condiciones que normalmente no se aceptan", motivo por el que decidió hacer una segunda ópera con él.


Preguntado acerca de la sensación que siente al no poder decidir sobre cómo se desarrolla y adapta una ópera con el paso del tiempo, Haneke señala que lo vive "con sentimientos encontrados" porque, aunque es muy emocionante, él es muy "fanático del control" y de que no se escape nada. En este sentido, señala que mientras que en la ópera los actores llevan a la ópera a un lugar que no siempre puede controlar, el cine una película no ve la luz sin su "bendición", lo que le aporta un "poder duradero".


Haneke es consciente de que para entender una ópera hace falta formación musical, lo que reduce el grupo social al que se dirige. El cine, en cambio, atrae a más gente y, en particular, se siente contento porque, a pesar del "cine complejo" que realiza, tiene un "público amplio".


Preguntado por su último filme, 'Amour', premiado con un Oscar a la mejor película de habla no inglesa, el director se niega "radicalmente" a clasificar las películas que ha hecho porque cree que es contraproducente. "Con mi obra quiero hacer preguntas, que el público se active, pero si lo clasifico como triste el público tendrá esa concepción", explica.En busca del 'destino individual' 

Al director de 'Funny games' o 'La pianista' le gusta reflejar "los problemas de la actualidad", pero no proponerse temas; y le interesan los conflictos y lo que implican, pero no la propaganda política. Por ello, aunque en determinadas épocas "el arte incide sobre la política (y debe)", él prefiere dirigirse a las personas.


A Haneke le interesa el "destino individual" y para ello reconoce que es importante reflejar el entorno político, pero lo primordial es lo privado. "A nadie le interesan las tesis y la política en general tampoco", indica.


En respuesta a la pregunta de cómo refleja la intensidad y la violencia en sus películas, cuando en persona es alguien tranquilo y sosegado, el director bromea: "A lo mejor no soy tan bueno como parece".


En respuesta a esto, señala que hace películas porque algo le "remueve". Asimismo, afirma que no cree que sus largometrajes sean historias "duras", sino que las películas 'mainstream' son "tan mentira" que cuando alguien hace una película "normal" a la gente les parecen "raras" porque el cine ahora es "meloso y cursi": "A la gente le gusta la calma, pero el arte debe inquietar".


Preguntado por idea de Europa, indica que si no fuera por las ayudas que se dan al cine europeo este habría desaparecido ante la "magnitud" del cine estadounidense y asiático. "A las puertas del acuerdo comercial entre Europa y Estados Unidos, Francia ha logrado sacar toda la filmografía de ahí. El cine europeo estaría muerto sin esas ayudas", destaca.