«La televisión es imprescindible porque del cine no se come»

CARLOS  IGLESIAS,   abría anoche el Festival de Cine de Tarazona con su comedia ‘Dos francos, 40 pesetas’, que da continuidad a la historia de su primera película con emigrantes españoles en Suiza

Carlos Iglesias, ayer, en Tarazona, donde inauguró el festival con 'Dos francos, 40 pesetas'.
«La televisión es imprescindible porque del cine no se come»
Fernando Orte

Todavía le reconocen por la calle como Benito Lopera, el introductor del gotelé en España de la popular serie de televisión ‘Manos a la obra’, que fue todo un fenómeno de audiencia a finales de los años 90. Y hasta hace algunas semanas, interpretaba el papel de un periodista en ‘B&b’, en Telecinco. Se trata de Carlos Iglesias, actor y director de ‘Dos francos, 40 pesetas’, que anoche abrió el XI Festival de Cine de Comedia ‘Paco Martínez Soria’. La cinta da continuidad a ‘Un franco, 14 pesetas’, con los mismos personajes que se ven obligados a emigrar a Suiza en los años 60, una historia real basada en el propio Carlos Iglesias.


De nuevo en Tarazona y ya van tres. Ya eres de la familia.

Sí, en 2006 recibí el Premio del Público del festival con ‘Un franco, 14 pesetas’, el año pasado vine a la clausura con el tráiler de la segunda parte, que este año ha abierto el festival. Tarazona es un sitio encantador y muy, muy acogedor.


Y más con un festival que apuesta por el cine y la comedia.

Yo creo que se necesita de todos los festivales para dar publicidad sobre todo a nuestro cine. Y eso lo cumple divinamente el festival de Tarazona.


En esta segunda parte de ‘Un franco…’ hay menos cine social y más comedia.

Quería que mi tercera película, después de ‘Ispansi’, fuera una comedia. Yo vengo del mundo de la comedia y, aunque siempre da un poco de vértigo, me apetecía mucho. Una persona en Twitter me sugirió la posibilidad de hacer una comedia con la segunda parte de ‘Un franco, 14 pesetas’. Y dio la casualidad de que me fui inmediatamente a coger los apuntes que tenía y lo abrí por una página que ponía «1974: año de la crisis». Y entonces me dije «vamos de crisis en crisis y tiro porque me toca». De alguna forma, lo que venimos a contar también es que, por desgracia, hemos pasado por muchas crisis y de todas afortunadamente hemos salido.


Un mensaje muy optimista.

La comedia necesita un mundo feliz. En esta, el 80% de las cosas han sucedido realmente o están inspiradas en personajes y situaciones que han pasado. También es cierto que fue un año maravilloso donde teníamos muchas esperanzas puestas en el futuro. Por primera vez entró Franco en un hospital y ya sabíamos todos que era para caer. Y había mucha confianza en esa democracia que tenía que llegar y al final llegó. Ese mundo ideal y maravilloso que crea siempre la comedia transmite obviamente que de esta crisis también vamos a pasar.


Y el cine español, ¿saldrá alguna vez de la crisis?

Yo creo que me moriré sin verlo (ríe). Desde que entré en la escuela de arte dramático, siempre hemos estado en crisis. Cuando no era por una cosa, era por otra. Vamos de crisis en crisis. Hay países que quieren más a su cine. A nosotros nos pasa todo lo contrario.


¿La comedia es más necesaria hoy que nunca?

Se presupone que siempre en momentos de crisis es bueno reírse de uno mismo para, por lo menos, olvidar las amarguras del día a día. La comedia es el género más difícil con mucho. Provocar una lágrima es sencillo en cine o teatro, pero provocar una sonrisa es brutal. Creo que es necesario esforzarse y más cuando todo lo que oímos en el telediario es drama, como la vida misma.


La popularidad le vino con el papel de Benito en ‘Manos a la obra’.

Me vino antes, con Pepelu en ‘Esta noche cruzamos el Misisipi’, con Pepe Navarro. Luego hice la serie y llegó la avalancha de fama que te da la tele. Todos los jueves nos veían de cuatro a cinco millones de espectadores. 


¿Se ve haciendo de malo?

Verme, verme, no me veo (ríe), pero posiblemente sería un placer hacerlo, porque la inmensa mayoría de los actores nos metemos a esto para hacer personajes muy variados. Casi nunca nos dan la oportunidad de hacerlo. Si a alguien se le ocurre, estoy dispuesto a intentarlo.


¿En qué medio se desenvuelve mejor, el cine o la televisión?

Me desenvuelvo muy bien en todos (ríe). Si es una oferta de trabajo, conmigo tienes un chollo porque me muevo muy bien en todos. La novedad para mí ahora es ser director o guionista. Pero la televisión es imprescindible para un actor en este país porque por desgracia del cine no se come. 


¿Algún proyecto a la vista?

Tengo uno muy bonito, que intentaré sacar adelante. Para eso voy a Suiza ahora. En parte a presentar ‘Dos francos, 40 pesetas’ en el cantón donde hemos rodado la película, St. Gallen. Y después voy a hablar para levantar un proyecto del que no puedo contar mucho por ahora. Sería una película de aventuras de mucha montaña. En principio dirigiría y no actuaría. El guión ha gustado mucho.