Rock abrasivo sin colorantes

Hace justamente dos años de la anterior visita a la ciudad de los americanos The Hangmen; en aquella ocasión el público tenía que estar sentado y con mascarilla –tiempos duros para la música en vivo-, así que esta vez los seguidores de la banda californiana pudieron desfogarse a gusto sin trabas ni restricciones. Mucho mejor, sin duda, pues el áspero sonido de estos forajidos de rudo aspecto ha de disfrutarse sin formalidades de ningún tipo.
La banda que comanda Bryan Small (voz y guitarra) arrancó el domingo en Zaragoza una extensa gira por nuestro país presentando su nuevo álbum, ‘Stories to tell’. ¿Más de lo mismo? Probablemente, pero lo cierto es que en directo The Hangmen suenan feroces y abrasivos, rock’n’roll crudo y primitivo sin aditivos ni colorantes, basado en afilados riffs guitarreros, y que conecta el rock de raíces americanas tanto con el punk como con el grunge: algo así como un cruce entre Creedence Clearwater Revival, Gun Club, Johnny Thunders.
Por otro lado, está claro que los californianos nunca saldrán de la categoría de banda de culto underground -aunque en sus inicios en los años 80 apuntaban alto-, pero ni falta que hace: se nota a la legua que tienen el trasero pelado de patearse escenarios, saben mantener la tensión eléctrica, aceleran o reducen la velocidad a su antojo sin perder nunca ese punto callejero y malote que les distingue, tocan francamente bien (mención especial para el guitarrista Jimmy James, con sus frondosas patillas y su bonita guitarra Flying V).
Entre algunas piezas nuevas como ‘Last time I saw you’ o ‘Broken heartland’ y otras anteriores como ‘Looking for blood’, ‘Cactusville’ o su revisión de ‘Russian roulette’ de Lords of the New Church, The Hangmen ofrecieron un notable concierto de rock contundente y sin trampa ni cartón; un revulsivo perfecto para despedir el fin de semana.