El aragonés José Moñú gana el premio Lexus RX Art Car con un coche que se pinta solo

El artista asombra y cautiva al jurado con el proyecto Kumano Kodo, que confiere tanta importancia al proceso como al resultado final

El artista aragonés José Moñú, ganador del Lexus RX Art Car.
El artista aragonés José Moñú, ganador del Lexus RX Art Car.
H. A.

El artista aragonés José Moñú se ha llevado el concurso Lexus RX Art Car, convocado por la prestigiosa marca automovilística, y que invita a la intervención de artistas en vehículos de la marca para crear obras únicas. El proyecto Kumano Kodo ha conquistado a los jueces: una iniciativa que se nutre a partes iguales de la originalidad y el azar, bajo la dirección de Moñú y su hiperdesarrollado sentido estético.

Lexus decidió crear este certamen hace seis años, con la base conceptual de una libertad absoluta a la hora de crear. En la última edición de Arco se anunciaron los creadores españoles de este año: Kokon, Estudio Gaudismo, Ánder López Alberdi, Estudio La Producta, Garbizu Collar Architecture, Her Arquitectura y Moñú. Las siete propuestas pueden verse en la web lexusartcar.com: ninguna tiene desperdicio, pero el jurado ha entendido que el brillo de la idea de Moñú es mayor que el de sus competidores.

Moñú y el movimiento son uno. En su obra plástica utiliza con frecuencia la técnica de girar el cuadro con la pintura fresca para ir generando imágenes coloristas. Es todo un Spiderman de las artes, que recibió el picotazo de ese arácnido creativo en su juventud y puede ahora escalar todo tipo de retos.

Mes y medio de trabajo

Moñú explicaba recientemente a HERALDO que el proyecto se había fraguado en un tiempo relativamente corto, mes y medio. “En mi propuesta importa mucho el proceso. Mientras en Occidente muchas de nuestras artes se basan en su capacidad estética, para los japoneses lo importante es el camino. Y eso es lo que he querido plasmar".

La materialización de Kumano Kodo consiste en verter varios botes de pintura espesa sobre la carrocería del vehículo y dar instrucciones a un piloto sentado al volante para que acelere, frene o gire. Así, el coche se pinta a sí mismo: todo el proceso se documenta con imágenes fijas y en movimiento, para que quede convenientemente plasmado.

La elección del nombre Kumano Kodo no es casual. Moñú, gran admirador de las tradiciones niponas, optó por este apelativo para asociar su idea a la que es la ruta de peregrinos más famosa de Japón. Transcurre en la isla de Honshu, por la península de Kii desde Kyoto y a través de un camino (kodo) que se abre paso por la sierra. Como ocurre en el Camino de Santiago español, mucha gente hace solamente algunos tramos, siendo el que llega al santuario de Hongu el más popular y accesible. 

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