Javirroyo: “Cada dibujo es un espejo que muestra a los demás lo que pasa por dentro”

El dibujante aragonés publica un libro para desarrollar la creatividad y perderle el miedo al papel en blanco.

El dibujante aragonés Javirroyo.
El dibujante aragonés Javirroyo.
Guillermo Mestre

"He oído cientos de veces eso de que 'no sé dibujar, no sirvo', pero en esa frase hay una falacia. No todos tenemos que dibujar cono la misma calidad que Leonardo. Lo que no nos han contado es que el dibujo es un instrumento de comunicación como lo son las letras. Si yo voy a Japón y no sé japonés, puedo pedir un café dibujando una taza en un papel".

El dibujante aragonés Javier Royo, ‘Javirroyo’, acaba de publicar ‘Dibujo, luego pienso’, un libro ilustrado en el que, a lo largo de 270 páginas, da consejos y pautas para dibujar. Pero no, no es el clásico manual para aprender dibujo realista, el libro es una especie de ‘gimnasio’ de ideas para estimular la creatividad.

Ilustración de Javirroy para su libro.
Ilustración de Javirroy para su libro.
Editorial Lumen

La idea del libro es que todos, sin necesidad de ser ilustradores, podemos dibujar para comunicarnos -señala Javirroyo-. Es más, podemos dibujar también para ordenar algo que tenemos disperso en la cabeza porque, al hacerlo, lo vemos desde otro punto de vista. Todo el mundo hace deporte y la mayoría es consciente de que no va a ser olímpico; y el dibujo hay que abordarlo igual. Porque en los primeros años de nuestra infancia se establece un rango artístico al que hay que llegar y, si no, dejas de dibujar. Por eso muchos niños, que dibujan de forma natural, dejan de hacerlo a partir de los 10 años o sienten vergüenza de lo que les sale".

"El dibujo es un instrumento de comunicación como lo son las letras" 

Conectar churras con merinas

‘Dibujo, luego pienso’ no enseña técnicas para dibujar mejor un rostro, un caballo o un paisaje. En realidad, es casi un libro de autoayuda que busca despertar la creatividad del lector, al que se le plantean ‘ejercicios’. Un vistazo al índice revela muy bien su carácter. Los capítulos se titulan ‘Motivarse a saco’, ‘Perder el miedo al gimnasio’, ‘Conectar churras con merinas’, ‘Hacerse preguntas y salir de la zona de confort’, ‘Empatizar y trabajar el sentido del humor’...

Pero, ¿todos somos creativos? "Nos han engañado en muchas cosas, como en eso de que nacemos con un número de neuronas y las que perdemos no se regeneran. Y recientemente se ha descubierto que todos los días se regenera una cierta cantidad de neuronas. El cerebro es un órgano plástico, un músculo más, que se puede desarrollar en una dirección u otra con trabajos determinados. Hace unos años se hizo un estudio sobre el cerebro de los taxistas de Londres y se descubrió que todos, aprendiéndose el tejido urbano y el nombre de las calles, habían desarrollado extraordinariamente una zona del hipocampo cerebral, algo que no ocurría en el resto de la población. El cerebro se puede entrenar".

"El cerebro se puede entrenar"

La creencia de que todo se puede conseguir con motivación la tiene arraigada Javirroyo desde su infancia. "Yo me crié en el Picarral y estudié en el Colegio Público San Braulio. Allí tuve a un profesor de Educación Física, Andrés Burillo Gracia, que era un motivador increíble. Yo no era bueno en atletismo pero supo motivarme como dibujante. Él fue el primero en publicar mis ilustraciones en el periódico del cole".

Ilustración de Javirroy para su libro.
Ilustración de Javirroy para su libro.
Editorial Lumen

El libro ofrece retos, ejercicios, consejos, técnicas y actividades para desarrollar la imaginación y aplicarla al dibujo.

Como humorista gráfico, Javirroyo asegura no tenerle miedo a la página en blanco. "Allí donde no llega la inspiración llega el oficio -subraya-. Toda página en blanco tiene alguna puerta de entrada". Se inspira en las situaciones cotidianas, en lo que vive, para darle su particular humor.

Escribir con dibujos

"Yo escribo con dibujos, cuento cosas con ellos. Pero eso lo hace todo el mundo porque cada dibujo es un espejo que cuenta a los demás lo que te pasa por dentro. Y el humor es fundamental, lógicamente, porque es lo que te permite conectar con los demás. Lo que ocurre es que hoy, para hacer un chiste, necesitas conocer muy bien el contexto, la cultura, empatizar con quien lo va a recibir. Por eso ahí es donde fracasa la inteligencia artificial, y por eso, también, son malísimos los chistes de Siri o de cualquier otro asistente virtual. Hay que tener cuidado con las redes sociales porque, como han roto los contextos, cualquier chiste puede resultar ofensivo para alguien y desatar la guerra si se hace viral".

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