Alberto Montaner: "La Academia de la Lengua no te la puedes tomar como un retiro dorado"

La RAE votará el 8 de junio si elige al filólogo aragonés para ocupar el sillón A que se disputa con el andaluz Pedro Cátedra

Alberto Montaner es catedrático de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza.
Alberto Montaner es catedrático de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza.
Guillermo Mestre

ZARAGOZA. El filólogo e historiador aragonés Alberto Montaner Frutos es candidato a ocupar el sillón A de la Real Academia Española. La votación, en la que los académicos deberán elegirle a él o al también filólogo Pedro Cátedra, tendrá lugar el próximo 8 de junio. La candidatura de Pedro Cátedra García (Las Gabias, Granada, 1954) ha sido presentada por Francisco Rico, Inés Fernández-Ordóñez y Juan Gil; la de Alberto Montaner Frutos (Zaragoza, 1963), por Luis Mateo Díez, Carmen Iglesias y Carlos García Gual.

"Llegar a las puertas de la Academia es un enorme motivo de satisfacción –aseguraba ayer Montaner–. Mi nombre ya lo había sugerido en alguna ocasión Federico Corriente, ya fallecido, pero no me esperaba que mi candidatura surgiera ahora y llegara a este punto».

Montaner, que ha publicado varios poemarios, es un investigador de amplio espectro. Especialista en el Cid y su Cantar, ha publicado investigaciones sobre Épica, Historia del Léxico y Onomástica, Bibliografía y Emblemática, entre otras disciplinas.

El sillón cuya plaza está vacante lo ocupó en su día Manuel Seco, y se quiere cubrir ahora con un filólologo. "Cátedra y yo tenemos perfiles profesionales hasta cierto punto parecidos –admite Montaner–. Los dos nos hemos dedicado a la Historia de la Literatura, nos centramos en el periodo de entre la Edad Media y el Siglo de Oro y hemos realizado edición de textos clásicos. Quizá yo tenga alguna peculiaridad más, como los trabajos específicos sobre arabismos o emblemática general".

En su reunión de este jueves, los académicos podrán contemplar una exposición de las publicaciones de ambos candidatos. Montaner tiene medio centenar de libros y más de 300 artículos publicados. Ha enviado casi todos sus libros, unos 45, y una amplia selección de artículos, entre ellos 20 volúmenes de la revista ‘Emblemata’, que coordinó para la Institución Fernando el Católico. Además, Carlos García Gual se encargará de leer sus méritos a los académicos para intentar convencerles. Luego tendrán una semana de reflexión, antes de votar el jueves 8 de junio. "Es mejor no hacer cábalas ni concebir esperanzas porque, como en todas las votaciones, uno nunca sabe qué variables entran en juego –añade Montaner–. Llegar aquí me llena de alegría, sobre todo porque mi candidatura la han presentado especialistas de las tres disciplinas que integran la Academia y que son, también, las mías, la filología, la historia y la literatura".

La RAE ha tenido un total de 485 académicos de número desde su fundación, en 1713. Las plazas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas ni lo han estado nunca: v, w, x, y, z, Ñ, W e Y.

Alberto Montaner no se ha planteado aún qué podría aportar a la RAE en el caso de ser elegido. "A una institución de estas características no puedes ir con ideas preconcebidas: lo lógico es escuchar a los que ya están y prestar atención a todos. Puede que haya cosas perfectibles, pero creo que Muñoz Machado (el actual director) está haciendo las cosas bien, siguiendo la línea emprendida ya por Lázaro Carreter, de conectar a la Academia con la sociedad y a la sociedad con la Academia. En el caso de que yo saliera elegido, iría con toda la voluntad de aportar mi trabajo y mi experiencia en la investigación y en los puestos de responsabilidad. A ayudar en lo que me pidan. A la Academia de la Lengua no puedes ir como si fuera un retiro dorado. Dentro de las cosas en las que se está trabajando, me gustaría colaborar en el diccionario histórico, que me parece una obra imprescindible y lleva un gran retraso".

Tres semanas para cubrir una vacante

El proceso para elegir académico se inicia con la vacante. Luego, tres miembros de la academia deben presentar la candidatura a ocupar el sillón vacío, tras haberse cerciorado de que el seleccionado accedería.

Las candidaturas sa aprueban posteriormente en el pleno, algo que en este caso sucedió el pasado 25 de mayo. Los candidatos tienen que enviar a cada académico un currículum, y a la Academia una selección de sus libros y trabajos publicados, que se expondrán para el siguiente pleno (en este caso, 1 de junio), en el que se leerán los elogios y méritos de los candidatos.

Al pleno siguiente (8 de junio) tendrá lugar la votación. El elegido tiene que serlo por dos tercios de los votos (se admite el voto por correo). Si no es posible, se somete a nueva votación entre los asistentes. Si no hay elegido, se vuelve a votar (mitad más uno). El nuevo académico tiene dos años de plazo para leer su discurso de ingreso. 

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