Los ilustradores se ocupan de Zaragoza, Goya, la huerta, el Ebro, el Pilar, la jota o Pablo Gargallo

El Parque Grande José Antonio Labordeta se viste de color

Ainara Xiao Pérez rinde homenaje a su abuelo pintando el Ebro con un oleaje oscuro, un ánade y un siluro.
Ainara Xiao Pérez rinde homenaje a su abuelo pintando el Ebro con un oleaje oscuro, un ánade y un siluro.
Aránzazu Navarro.

Beatriz Zamorano, como dijo en la edición anterior, recordaba que le gusta realizar con sus alumnos pintura mural. Pintar bancos con armonía y lograr una pieza armoniosa no es fácil. Pero ella tiene mucha confianza en sus ilustradores y se siente orgullosa de su entrega y de su dedicación. En función de su disposición, así puede hacerse el itinerario.

Reyes Portero representa la Zaragoza moderna con pequeños objetos: el león, el escudo, el ‘skate’, alusiones al fútbol y al rap; en cierto modo parte de los objetos y los símbolos para dar una idea global. Ángel Calvo e Izarbe Delgado hacían su homenaje al Deporte y la Salud a través de tres disciplinas: la natación (en este caso eligieron a Teresa Perales), el piragüismo y el remo, y el baloncesto. "A mí me gusta el deporte, y hemos unido estas tres disciplinas en una especie de barca o nexo común", decía Ángel Calvo.

Las citadas Sharon Chicaiza y Lucía Barrau centran su apuesta en la Gastronomía Aragonesa, y especialmente en las migas con un par de huevos fritos en el centro, todo ello dispuesto en una mesa de fulgores cromáticos variados de las cebollas, los chorizos y el mantel.

Laura Giraldos y Susana Delgado optaron, o les tocó en suerte, la Jota, y pintaron un banco-mantón de Manila, realista y muy sugerente de colorido, en el que conversa el negro y el amarillo. Michelle Vela, muy feliz de su nombre y de las canciones que inspira, se inclinó por Pablo Gargallo a través de tres figuras: ‘Kiki de Montparnase’, ‘David’ y un autorretrato del escultor de Maella; fue a ver el museo del artista para inspirarse y le gustó esa forma de componer pieza a pieza, en chapa, del artista.

Jennifer Velasco escogió la Huerta zaragozana: pinta a una horticultora luminosa y simpática que vende sus productos en un mercado lleno de color. Jennifer, que usa como seudónimo ‘Ginebra’, señalaba que le gusta mucho el ciclo artúrico, los relatos del Rey Arturo, la reina Ginebra y sus nobles caballeros, que le interesa especialmente la ilustración y la pintura y que sus fuentes son Instagram y Pinterest. Rebeca Sanz tenía la misión de dibujar la Zaragoza renacentista y ha realizado una singular apuesta por una de las bóvedas de la Lonja en una combinación de color y geometría y líneas curvas. A Andrés Sánchez le tocó en suerte otro escultor, Pablo Serrano, y hace como un puzle con sus series como ‘Bóvedas para el hombre’ y ‘Hombres bóveda’. «A partir de esta obra siento curiosidad por él e iré a ver su museo», anunciaba.

Ainara Xiao rinde homenaje a su abuelo a través del río Ebro, ebrio de oscuras olas y recorrido por dos habitantes principales: un ánade y un siluro. Ainara es de origen chino pero se siente aragonesa por todos sus poros. Diana Stoian, una joven rumana afincada en Aragón desde hace años, se ha inclinado por el cine aragonés a través de la figura de Segundo de Chomón y sus conexiones con la luna y las constelaciones, y ha querido destacar su iconografía y su sentido del color.

Sergio López Leciñena reconocía que le tocó en suerte Goya y lo homenajea a través de su propia versión de ‘La maja vestida’; sobrino del periodista Ángel Abad, confesaba que había elegido esa pieza porque le permitía más contraste que ‘La maja desnuda’. Carla Loza se ha centrado en el Pilar, y ha elegido un detalle por el todo: elementos de su tejado. Y cerraba la propuesta Sara Fraca, una enamorada de los Gigantes y Cabezudos. Sara se documentó bien y ofrece cuatro y cuatro figuras de unos y de otros, rebosantes de color, de ingenio y de felicidad.

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