Marta Borruel: “La novela es el género que mejor refleja la magia que tiene la vida”

Nacida en Pamplona en 1968, es responsable de comunicación de la dirección territorial Ebro de CaixaBank. Acaba de publicar ‘Aura negra’ , su tercera novela, editada por Eunate.

Marta Borruel, el pasado miércoles, con su novela 'Aura negra' en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza.
Marta Borruel, el pasado miércoles, con su novela 'Aura negra' en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza.
Toni Galán

Viene usted a presentar una novela sobrecogedora, pero también apetece tener otro libro suyo: ‘De tapas por Pamplona’.

No sé si hay muchos ejemplares disponibles, fue hace ya algunos años y formaba parte de una serie que sacó la editorial Aguilar en distintos puntos de España. He trabajado muchos años en información relacionada con gastronomía, fui directora de comunicación de la marca Reyno Gourmet y me lo encargaron. Una experiencia maravillosa: fue ‘terrible’ –ríe– probar todas las tapas y pinchos de los bares de Pamplona.

¿Escribía usted desde pequeña?

Sí, y estudié Periodismo porque me encantaba escribir, pero hasta hace poco siempre lo había hecho en el plano laboral, no había probado la ficción. Me encanta muy trabajo en CaixaBank y la comunicación corporativa, pero la literatura siempre ha sido mi gran pasión. Estoy enamorada de la novela; es el género que mejor refleja la magia que tiene la vida. Me decidí a escribir ‘Tú no tienes la culpa’ y a esa primera le siguió ‘¡Que paren la rotativa!’, ambientada en esta profesión nuestra tan maravillosa, denostada y precarizada.

En ‘Aura negra’ hay una conexión poderosa entre el interior de los protagonistas y el entorno, que acaba siendo un personaje más.

Cierto. Y cuando supe que quería escribir una historia tan dura decidí que prefería esconder a mostrar lo que hay debajo. Se desarrolla con el pueblo sumergido de Aura como referencia; Aura es una metáfora de las vidas de los personajes, que viven atormentados y ocultando sus sentimientos. En la vida, sin embargo, siempre hay desencadenantes que sacan lo sumergido a la superficie, ya sea una persona o una circunstancia, metafórica o literal, como ocurre ahora con la sequía. Tras la torre del campanario también salen a la luz los secretos y el dolor sepultado bajo litros y litros de agua.

¿Cómo se define a la hora de escribir? ¿Torrencial, metódica, una mezcla de ambos rasgos?

No vivo de esto, así que ante todo soy una escritora que busca horas de donde puede para dedicarlas a su pasión por las letras. Parto de un ‘storyboard’ mental, me cuento muchas veces la historia y el efecto es de similar a recordar una película para tratar de recrearla. A la hora de escribir ya tengo la trama clara y no me pierdo, aunque obviamente se van cambiando cosas a medida que avanzas.

A veces, los personajes hablan a sus creadores y les obligan a dar golpes de timón, saltos temporales… imponen su ley, ¿no?

Cobran vida propia. De pronto sientes que determinado personaje tiene que reaccionar de un modo concreto, y eso te obliga a cambiar muchas cosas que pasan a carecer de sentido. Me interesa mostrar sus vidas y reacciones ante lo que sucede, por encima de los hechos en sí.

¿Se autocensura con el léxico?

No, aunque sí escucho a mi editora y ‘limpio’ algunas palabras que podrían entorpecer la lectura de ciertos perfiles. Sin embargo, hay palabras que deben ser usadas en momentos concretos, aunque obliguen a buscar en el diccionario: si hay que decir ‘contrito’, se dice. La terminología que empleo está muy estudiada. Y no hay nada más complejo que conseguir una redacción que parezca sencilla. A veces debes sacrificar tres paralelismos y dejar solamente uno, que ya lo cuenta todo.

Sin matar la sorpresa, ¿qué opina de los finales de color de rosa? En los libros y en la vida.

Tiendo a dejar abierta una puerta a la esperanza, la luz y la redención, y más en una historia tan oscura como ‘Aura negra’. Todo no puede acabar bien, pero no soy determinista, creo que cualquier vida debe tener la esperanza del cambio y la segunda oportunidad.

Quizá procede una vuelta a la gastronomía para cerrar. ¿Una tapa pamplonesa, por favor?

Hay mil sitios donde elegir en Pamplona, pero me quedo con un frito buenísimo de huevo, jamón y queso: es el ‘moscovita’ del Temple, en la calle Curia, al lado de mi casa familiar en Mercaderes.

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