Para inaugurar su ciclo primaveral en ese idóneo recinto que es el patio del antiguo Matadero, ‘Bombo y platillo’ se puso bien farruco con la presencia en su escenario de Rosario la Tremendita, una de las figuras más rompedoras del flamenco del tiempo presente. 

Desde luego, no es nada habitual que una cantaora toque a la vez el bajo eléctrico, ni que luzca una imagen casi punk; si a ello le unimos que se enfrenta al género con actitud heterodoxa y buscando vías novedosas, quedan meridianamente claras las razones por las que la artista sevillana causa sensación allá por donde va.

Y eso que no vino acompañada por su grupo habitual, que combina baterías y electrónica, sino solo por el –espléndido– guitarrista Joselito Alcedo. Con él recreó buena parte de su último disco, ‘Tremenda. Principio y origen’, algo así como la versión desenchufada del ‘Tremenda’ eléctrico editado el año anterior. Ya en la inicial ‘Mi amante’, por seguiriya, en la parte final aparecen unos arpegios de guitarra de marcado tinte rockero; en los tientos de ‘Concha dorada’ o en una fantástica guajira se establecen atractivos diálogos entre guitarra y bajo que aportan soluciones distintas.

‘Romería’ es una bambera-fandango con espíritu rave, en los cantes de Cádiz Rosario percute el cajón con estilo propio, los tangos trianeros de ‘Tremenda valeriana’ caminan con paso firme y lucen enjundia. La voz de la Tremendita deja entrever un poso de lava volcánica, contenida unas veces, al borde de la erupción otras; y cuando agarra el bajo, se produce el feliz encuentro entre el duende y el groove. Personalmente, uno se quedó con las ganas de escucharla en su formato electrónico, con el cual puede romper más barreras, pero otra vez será. De lo que no caben muchas dudas es de que Rosario posee ese algo diferencial que distingue a los creadores con sello propio.