Claudio Tolcachir: "Escribo comedias y luego las dirijo como si fueran tragedias"

El autor y director argentino trae al Principal 'Tercer cuerpo', una de sus obras teatrales más aplaudidas

Claudio Tolcachir es autor y director de 'Tercer cuerpo'.
Claudio Tolcachir es autor y director de 'Tercer cuerpo'.
Heraldo.es

El Teatro Principal de Zaragoza abre sus puertas este fin de semana a 'Tercer cuerpo', una obra del autor, actor y director argentino Claudio Tolcachir (Buenos Aires, 1975). Es la segunda obra escrita por Tolcachir, que la estrenó en 2008 en Timbre 4, el espacio que creó para trabajar teatralmente junto a su casa bonaerense. A Zaragoza llega en versión castellana y con otro reparto: Natalia Verbeke, Carmen Ruiz, Carlos Blanco, Nuria Herrero y Gerardo Otero. Se ofrecerán cuatro funciones (este jueves, viernes y sábado, a las 20.00; domingo, a las 19.00) y el precio de las entradas oscila entre 15 y 25 euros. 

En Zaragoza hemos podido ver ya su 'Emilia', 'La omisión de la familia Coleman' y 'Próximo'. ¿Qué es 'Tercer cuerpo' y en qué medida tiene vínculos o conexiones con estas tres?
'Tercer cuerpo', geográficamente, es la segunda obra que he escrito, después de 'La omisión de la familia Coleman', y tiene en común con el resto que el foco del desarrollo del trabajo está puesto en lo humano. Es una obra que no deja de ser una excusa para contar la humanidad, la complejidad, las características de cinco seres, como la desidia, el egoísmo, la opresión... En el caso de 'Tercer cuerpo' hay además otros componentes, como la vergüenza que sienten los personajes por lo que son, y la incomunicación. Es una obra urbana que transcurre alrededor de una oficina donde la gente trabaja horas y horas y, sin embargo, no se conoce. Y es así porque tampoco nadie quiere dejarse conocer, porque a todos les da mucha vergüenza ser como son en este momento de sus vidas. Las cosas que no alcanzaron, los sueños que tienen, les dan vergüenza, lo cual les vuelve muy ridículos. Eso hace que la obra tenga mucho humor. 'Tercer cuerpo' tiene en común con las otras que los personajes son incapaces, como creo que somos todos nosotros ante la vida, de afrontar cosas que otros afrontan o resuelven bien.

La obra tiene ya casi 15 años de vida. ¿Hasta qué punto ha evolucionado? ¿Ha habido cambios para España?Hay un elemento que la diferencia notablemente de la versión argentina y es que la pone en escena otro elenco. Son otros cuerpos, otras voces, aunque el tema de la obra, por suerte o por desgracia, sigue siendo muy actual y continúa hablando de nosotros. Tanto yo, al retomarla, como los actores, al leerla, sentimos que estos personajes existían, que estaban vivos, que hablaban de nosotros. Pero, al ser un nuevo elenco, la obra se ha reescrito completamente, no en lo formal, no en las palabras, aunque por supuesto haya una adaptación al castellano. Cada actor le ha dado a su personaje una vida y una historia muy personales. Yo intento que sea así, que los personajes se llenen de lo que son los actores, y al revés. Por supuesto que la obra evoluciona más allá del tiempo, porque es un material que pretendemos que cada actor lo adopte, se lo tatúe, lo meta en su cuerpo y, desde ese lugar muy honesto, muy vulnerable y muy sincero, lo habite sobre el escenario. El lenguaje está absolutamente cambiado para que sea una obra española y que suene, que los latiguillos de los personajes, las expresiones de la oficina y todo, sean absolutamente propios de aquí.

La obra se desenvuelve en buena parte en una oficina.
La obra se desenvuelve en buena parte en una oficina.
Elena C. Graiño

En alguna ocasión ha asegurado que el Tolcachir director a menudo va por otro lado por el que ha ido el Tolcachir autor. ¿Cómo ha sido la relación entre ambos en este 'Tercer cuerpo'?
Yo cuando escribo no me imagino nada de cómo va a ser la obra. 'Tercer cuerpo' tiene casi el formato más de una película, con escenas más o menos cortas que suceden en varios lugares, y yo la escribía sin pensar en cómo iba a resolver eso, si iban a ser muchos escenarios, si íbamos a hacer proyecciones... no lo sabía. Después, cuando todavía vivía en Timbre, en casa, en el teatro, me iba con el insomnio de la noche a la sala, empezaba a mover los muebles, las gradas del público y entonces fui descubriendo que al contrario, que lo que había que hacer era compactar la puesta en escena y hacer que todo sucediera a la vez, que la magia de los actores y el texto permitieran imaginar al espectador. Y creo que esa es una de las funciones más hermosas que todavía tiene el teatro, que un actor pueda decir 'doctora' y, si es bueno, uno ya con eso construye en su cabeza un consultorio médico y todo lo que hay alrededor desaparece. En la obra no hay música ni cambios de luz, todo se basa en la pura magia de los actores, y eso a mí siempre me interesó mucho porque encuentro que ese juego con la imaginación es el refugio del teatro. 

Esta obra parece tener ciertas complejidades escénicas. ¿Ha costado adaptarla al Principal?
No. Es una obra muy flexible, muy sencilla de trasladar, muy compacta. Todo  sucede en un espacio muy pequeño. Por suerte, con la gira de la obra ya tenemos bastante experiencia, y tanto el equipo artístito, técnico como los actores, se adaptan muy bien a los espacios. 

Cuando escribe sus obras, ¿ya piensa en quién las va a interpretar? Da la sensación de que buena parte del éxito del teatro de Tolcachir recae en los actores, que caminan siempre entre la tragedia estremecedora y la comedia desternillante. Exige actores que dominen muy bien todos los registros. Creo que escribo comedias y las dirijo como si fueran tragedias y ahí hay algo de la tirantez de los textos con respecto a lo que en realidad está pasando, que se vuelve más grande, más voluptuoso, más contradictorio también. Los actores, en el proceso de ensayo, fueron construyendo la obra todo el tiempo, no solo a partir de lo que decían, sino también de lo que pensaban, lo que callaban, lo que observaban, lo que veían, lo que no veían... Todo ese entramado que uno puede intuir en el texto, en realidad es una nueva escritura que uno va haciendo con los actores al dirigir. Yo en principio tampoco he escrito tanto. Tengo seis o siete obras escritas, no más, digamos que no soy un dramaturgo muy prolífico. Y cada una tuvo un proceso diferente, algunas las escribí sabiendo quién iba a actuar, otras no; algunas tuvieron un proceso de improvisación, otras no... 'Tercer cuerpo' la escribí teniendo algunos actores en la cabeza, pero varios de ellos después no la estrenaron porque la abandonaron durante los ensayos. Tener algunos actores en la cabeza me sirve para jugar, para que vivan en mi imaginación. Pero deben ser actores maravillosos. Me gustan mucho los actores, los amo y me encanta trabajar con ellos. Tratamos de no usar términos de registro: esto es comedia, esto es drama... porque siempre esto simplifica el estilo de actuación. Si un actor o una actriz entiende, o le han dicho, que lo que está haciendo es una comedia, entonces actúa de una determinada manera, lo mismo con un drama, una tragedia o el absurdo. Yo creo que lo absurdo es dramático y cómico a la vez, y esa mezcla a mí me encanta. Quiero trabajar con actores humildes y, sobre todas las cosas, profundamente humanos, que tengan una capacidad de ver humanidad adentro de los textos. Más allá de sus habilidades para resolver desde la actuación las dificultades de una obra, que tengan una escala humana que les permita ver y entender reacciones muy extremas de los personajes, muy absurdas, muy incompetentes, que no necesiten de una lógica de personas educadas, de personas de bien, que puedan entender lo tontos que somos, lo incapaces que somos, lo mal que hacemos las cosas. Cuando un actor es así, le puede prestar su carne y su piel a un personaje y es maravilloso. Esos son los actores que me gustan y también los que disfrutan su trabajo, que entiendan que la obra es un hecho colectivo, grupal, donde todos somos fundamentales y hay que confiar en la energía de todos para construir. 

'Tercer cuerpo' se representará en el Teatro Principal de Zaragoza hasta el domingo.
'Tercer cuerpo' se representará en el Teatro Principal de Zaragoza hasta el domingo.
Elena C. Graiño

El reparto español de 'Tercer cuerpo' es especial. 
Estoy muy feliz con él. Esta obra tiene la particularidad de que la hice con mi grupo argentino, con el que viajamos por todo el mundo. La hice también en Italia, ahora está girando allí con un elenco maravilloso después de estrenarla en el Piccolo Teatro de Milán. Amo el elenco español, me divierte muchísimo, fue precioso ensayar la obra con ellos y ver cómo se entregaron en el trabajo. Estábamos saliendo de la pandemia, ensayando como podíamos, nos veíamos por Zoom.... Fue tan placentero cada ensayo, siempre disfrutándolo, encontrando detalles distintos. A Carmen Ruiz la conozco de verla en el teatro y hace mucho que deseaba trabajar con ella porque me hipnotiza. A Natalia Verbecke, por supuesto también, aunque la conocía más del cine porque me había perdido algunos de sus trabajos teatrales; pero moría por trabajar con ella, por su sensibilidad.  Es una actriz enorme, de una capacidad inmensa. A Carlos Blanco no lo conocía, pero todo el mundo me hablaba maravillas de él. Y fue enamorarme apenas empezamos a comunicarnos. Es un actor y ser humano hermoso, y eso se ve en el escenario. A Nuria Herrero la conocí en los talleres de Timbre, vino a hacer seminarios y me fasciné, como lo haría como cualquier persona que la vea actuar. Es una ráfaga de aire fresco y de sinceridad y humanidad muy poco común en el teatro. Y con  Gerardo Otero, que es parte de la compañía Timbre, hicimos muchos proyectos juntos. Es un  artesano muy detallista y muy profundo. Es un lujo, un placer trabajar con un elenco así.

Pronto harán dos años del 'desembarco' de Timbre 4 en España. ¿Qué valoración hace?Estoy muy feliz y muy agradecido con el desarrollo que está teniendo. Obviamente, veníamos con un 'backup' de conocimiento de alumnos, de actores, que ya tenían una historia con nosotros, así que fue bastante orgánico y fluido el desarrollo de los talleres. Como ahora los procesos son más largos, eso me está permitiendo conocer a más actores y compartir experiencias más complejas, más profundas junto a ellos.  Estoy muy feliz. La gente siempre ha sido aquí muy generosa, muy respetuosa, muy cariñosa con mi trabajo, y eso se agradece. La idea es crecer en la medida en que el proyecto lo vaya necesitando, No tenemos una ambición de alcanzar algo sino de poder hacer lo que queremos. Para eso nació Timbre, un espacio donde uno pueda preguntarse qué quiere hacer... y entonces hacerlo.

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