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La locura por Bruce Springsteen revive en Barcelona, como ya sucedió en Zaragoza en 1999

Al concierto de este viernes en la Ciudad Condal han confirmado su asistencia Barack y Michelle Obama y Steven Spielberg.

Bruce Springsteen, en 1999 en La Romareda.
Bruce Springsteen, en 1999 en La Romareda.
Guillermo Mestre

Este viernes Bruce Springsteen abrirá en el estadio olímpico de Barcelona una gira mundial que ha vuelto a generar una expectación excepcional. Como prueba, está confirmada la asistencia al recital de la Ciudad Condal de Barack y Michelle Obama y de Steven Spielberg. 

Los fans hacen cola en los alrededores de la instalación de Montjuic desde el pasado lunes para ser los primeros en entrar y estar lo más cerca posible del Boss. El sistema habilitado por los propios seguidores, con el beneplácito de la organización, dista mucho de los de antaño, cuando acampaban con tiendas de campaña y neveras cargadas de viandas. En esta ocasión se ha organizado una lista en la que se han apuntado los poseedores de entrada a las puertas del estadio sin la necesidad de quedarse allí guardando su sitio, aunque con la obligación de regresar tres veces al día para 'fichar' (a las 8.00, a mediodía y por la tarde). Faltar a cualquiera de esas tres citas diarias es sinónimo de desaparecer de esta lista que se entregará a la organización para priorizar su ingreso al recinto. 

Ni siquiera el precio de las entradas, de 65 a 125 euros, espantó a los interesados, que agotaron en seguida el papel propiciando la celebración de un segundo concierto el próximo domingo, también con el taquillaje vendido en su totalidad. 

Unas tarifas que distan mucho de las que se establecieron hace 24 años en la única actuación del cantante de Nueva Jersey en Aragón. Los boletos para el 'show' que ofreció en La Romareda el 5 de junio de 1999 costaron 33 euros (5.500 pesetas). Se despacharon 33.000 de las 38.000 disponibles. 

Una entrada del concierto de Sprinsgsteen en Zaragoza en 1999.
Una entrada del concierto de Sprinsgsteen en Zaragoza en 1999.
Todocolección

La visita del Boss a la capital aragonesa era una vieja aspiración que amenazaba con no cobrar jamás visos de realidad. De hecho, seis años antes ya se produjo una aproximación que no llegó a buen puerto. "Los 150 millones que aproximadamente cuesta poner a Springsteen ahora mismo en un estadio (contrato más producción) se le han puesto cuesta arriba al Ayuntamiento de Zaragoza y en consecuencia la ciudad del Ebro ha quedado descartada de la puja por uno de los cuatro conciertos que el cantante norteamericano va a realizar en España en la segunda quincena de mayo", explicó Matías Uribe en HERALDO en marzo de 1993.

La llegada del ídolo

Springsteen y su séquito aterrizaron en la base aérea de Zaragoza –las pistas del aeropuerto estaban en obras– a las cinco de la tarde a lomos de un modelo BAC-11, capaz de llevar a casi un centenar de pasajeros. Junto a él, su madre y su tía, además de los miembros de la E Street Band: Roy Bittan y Danny Federici (teclados), Clarence Clemons (saxofón, percusiones), Nils Lofgren y Steve Van Zandt (guitarras), Garry Tallent (bajo), Max Weinberg (batería) y, por supuesto, su esposa Patti Scialfa (voces, guitarra acústica).

La comitiva fue recogida por furgonetas y trasladada inmediatamente a La Romareda. Utilizaron los camerinos de la vecina sala Multiusos del Auditorio. Springsteen tuvo incluso tiempo para hacer una pequeña siesta mientras sus hijos jugaban con los cuidadores. Al despertar, tuvo un encuentro muy especial con el crítico de HERALDO Matías Uribe, gran admirador del músico de Nueva Jersey.

Springsteen, al salir de los camerinos del Auditorio de Zaragoza.
Springsteen, al salir de los camerinos del Auditorio de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Las pruebas de sonido –con ‘Prove it all night’, ‘My love will not let you down’, ‘Hungry heart’, ‘The ghost of Tom Joad’ y ‘Born in the USA’ ya hacían presagiar la tormenta de himnos y emociones que se desencadenaría poco después.

Y así fue. El repertorio arrancó con ‘My love will not let you down’ y se prolongó durante otras 23 canciones, con dos bises incluidos. Un triunfo sin paliativos. "Porque con ‘Born to run’ la lluvia paró y se hizo de día: las luces del campo se encendieron y a Bruce Springsteen se le iluminó también la mejor sonrisa de la noche. Miles de manos se agitaron en en honor del gran líder del día. Una noche más, el sueño se había cumplido", concluyó la crónica.

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