arte  y juguete. artes y letras

Permitido soñar a cualquier edad: la muestra de juguete español de 1870-1970 de Ibercaja

La Fundación Ibercaja presenta en el patio de la infanta una ambiciosa y variada de un siglo de juegos y figuras

Una de las obras de una muestra tan sugerente que nos reconcilia con la niñez.
Una de las obras de una muestra tan sugerente que nos reconcilia con la niñez.
José Miguel Marco.

El hombre no deja de jugar porque se hace viejo, se hace viejo porque deja de jugar», dijo el escritor irlandés George Bernard Shaw. Indudablemente se aplicó el cuento porque murió a los 94 años, en un tiempo en el que la esperanza de vida rondaba los 50. Y yo, fiel al dublinés, tengo un compromiso vital con jugar, imaginar y reír incluso en los peores días.

Del mismo modo que los ricos también lloran, los pobres también juegan. Para los niños de barrio como yo llegaban, eso sí, unos Reyes Magos modestos y austeros. La infancia rural de mis padres fue un poco más ‘dickensiana’. Mi padre me contaba que el único vehículo de juguete que tuvo, le llegó en una noche del cinco al seis de enero a finales de los años 20. Fue un coche construido con una lata de sardinas como carrocería principal y dos carretes de hilo como tren rodante. El motor, una cuerda de un metro de largo. La velocidad dependía de mi padre. Para compensar, en los paseos actuales por mercadillos y rastros, se vienen conmigo mis objetos de deseo infantiles y los de mis progenitores. Juguetes de lata, proyectores o viejos trenes que adecento y hago funcionar.

Puro disfrute

En estas últimas semanas he encontrado una vía añadida de disfrute porque ha abierto sus puertas (en el Patio de la Infanta de la Fundación Ibercaja en Zaragoza) la exposición ‘Jugar y soñar. Historia del juguete español (1870-1970)’. Se trata de la Colección Quiroga-Monte, propiedad precisamente de su comisario, José Antonio Quiroga. Y he pasado varios ratos con la nariz pegada a sus vitrinas, claro.

Para compensar, en los paseos actuales por mercadillos y rastros, se vienen conmigo mis objetos de deseo infantiles y los de mis progenitores. Juguetes de lata, proyectores o viejos trenes que adecento y hago funcionar

El contenido, fantástico, arranca en 1870, con la fundación de la fábrica de Jorge Rais y sus primeras piezas y termina en 1970 con algunos de los populares juguetes de plástico. Aprendemos en el recorrido expositivo que la industria juguetera se ubicó casi al completo en la provincia de Alicante: Onil era el pueblo de las muñecas, Ibi el de la hojalata y los juguetes de madera eran cosa de Denia.

El contenido de la exposición es una auténtica delicia para coleccionistas, aficionados y chiquillos de cualquier edad. Son increíbles esos vehículos de lata y madera sobre los que podían montar los niños: un scooter, un utilitario, un pequeño camión... Me encanta la Estación de Mataró hecha a mano por la firma Hispania de Barcelona. Por delante de ella pasa el tren que en 1848 cubría el trayecto entre Barcelona y Mataró y que cien años después fabricó la empresa Manamo a base de latón, bronce, acero y zinc.

Hay delicados objetos de lata como el Seat 600 de la empresa Sanchis; o los cientos de modelos de la mítica Payá, ideados por los tres hijos del hojalatero Rafael Payá, que variaron la orientación del negocio familiar utilizando la misma materia prima que el padre. Se ven pelotas de cuero, cosidas algunas de ellas por prisioneros políticos (al «modo Schin-dler» de mano de obra barata); un fascinante coche con los cuatro Beatles que aloja en su interior un pequeño tocadiscos con el tema ‘She loves you’; decenas de barcos, aviones, coches de caballos, ... juegos de mesa, diseñados por ilustres dibujantes o el Cine Nic de los Hermanos Nicolau que disfrutaron también en Japón o EEUU. Con las máquinas de inyección de plástico de los 50 llegaron los juegos de Exin (el Scalextric o el Ibertrén), los Madelmán de Industrias plásticas Madel, la Nancy de Famosa...

Mariquita Pérez y otros

Una de las protagonistas principales de la exposición es Mariquita Pérez. Bautizada por intelectuales de la época, entre ellos Luis Escobar, tuvo canción propia compuesta por el maestro Guerrero y fue protagonista de unos cuentos escritos por Torcuato Luca de Tena. La Mariquita costaba en los años cuarenta casi 100 pts. Para entendernos, si un obrero le hubiera comprado una a su hija, habría entregado el sueldo del mes. Por un duro podían comprar, eso sí, la Pepona, presente en la exposición junto a Gisela y Cayetana, competencia real de la Pérez.

El juego no es exclusivo de la infancia. Permite soñar a cualquier edad, imaginar, inventar historias. Y los juguetes, como los que podemos disfrutar en el Patio de la Infanta, son a veces pequeñas obras de arte que nos emocionan y llenan de felicidad.

La vitrina de juguetes zaragozanos quizás no es la más espectacular pero a mí me gusta mucho. Contiene unos modelos, que al estar fabricados en plástico, llegaron a la mayoría de niños. O sea, que los Reyes Magos de barrio resulta que venían de Zaragoza. Cefa y Nacoral fueron las fabricas más conocidas. Esta última era muy popular con sus series de ‘Autos de Época’ y ‘Chiqui Cars’. También fueron zaragozanas Karpan, Pascor, Kuxan, Vam o Cortés.

El juego no es exclusivo de la infancia. Permite soñar a cualquier edad, imaginar, inventar historias. Y los juguetes, como los que podemos disfrutar en el Patio de la Infanta, son a veces pequeñas obras de arte que nos emocionan y llenan de felicidad.

LA FICHA

‘Jugar y soñar. Historia del juguete español (1870-1970)’. Patio de la Infanta - Fundación Ibercaja. San Ignacio de Loyola, 16. Zaragoza 50008. Hasta el 28 de mayo de 2023.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión