La DGA crea la fundación que regirá la futura Orquesta Sinfónica de Aragón

El proceso para elegir su gerente se iniciará este mismo mes, según anunció ayer Javier Lambán

La Orquesta Reino de Aragón, con Ricardo Casero a la batuta, en el concierto homenaje a Fleta de diciembre pasado en la sala Mozart.
La Orquesta Reino de Aragón, con Ricardo Casero a la batuta, en el concierto homenaje a Fleta de diciembre pasado en la sala Mozart.
Oliver Duch

La futura Orquesta Sinfónica de Aragón ha dado su primer paso. Al menos así lo parece después de que este miércoles el consejo de gobierno de la DGA aprobara la creación de la Fundación Sinfónica de Aragón (FUSA), instrumento legal que garantizará una estructura de gestión "adaptada a las necesidades de funcionamiento de un proyecto sinfónico moderno de titularidad pública".

¿Qué significa esto? Pues que ha dado su primer paso el proyecto de que Aragón tenga una orquesta sinfónica de titularidad pública (ahora es una de las pocas comunidades autónomas que carecen de ella).

Las sinfónicas de nuestro entorno tienen distintas fórmulas de gestión. Antiguamente era común que la Administración correspondiente se dirigiera a un músico de prestigio y le encargara la creación de la orquesta desde cero. Así ocurrió a principios de este siglo, por ejemplo, con la Orquesta de la Comunidad Valenciana, que nació en 2006 de la mano de Lorin Maazel.

Pero las orquestas ya no se hacen así y el modelo aragonés va por otro lado. El presidente Javier Lambán, que es uno de los principales valedores del proyecto, habló ayer de él: "Es algo que la cultura aragonesa necesitaba de manera imperiosa –dijo– y las cosas han transcurrido de una manera más lenta de lo que yo hubiera deseado. Ahora que está creada la fundación, el siguiente paso se dará este mismo mes, con la convocatoria de su patronato, y en esa primera reunión se tomarán las primeras decisiones. La primera de todas será iniciar el proceso para el nombramiento del gerente de la orquesta".

Los concursos públicos

Aludía así Lambán al hecho de que este primer paso estaba previsto para finales de diciembre pasado y se ha retrasado hasta ahora, cuando se está a las puertas de unas elecciones que, gane quien gane, supondrán inevitablemente un retraso para el proyecto. El presidente anunció el año pasado que la puesta en marcha de la orquesta sería ya en el primer trimestre de este año. En cualquier caso, la DGA aseguró meses atrás que en los presupuestos de 2023 se incluía una partida de 400.000 euros para la puesta en marcha de la orquesta.

El patronato de la fundación es el órgano de gobierno de la futura orquesta, y la comisión ejecutiva y la gerencia los órganos de gestión y administración. Según los estatutos de la fundación aprobada ayer, el patronato está integrado por el consejero de Cultura, el secretario general de la Presidencia, el secretario general técnico del Departamento de Educación y Cultura, el responsable de la Agenda 2030, el director general de Cultura y el jefe del servicio de Cultura. El presidente aragonés es el presidente de honor de la fundación.

La sede física, y el escenario de sus reuniones, según anunció ayer la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, será el Museo Pablo Serrano.

El gerente, una vez se nombre, será quien ponga en marcha los procesos de selección del equipo artístico de la orquesta y de sus músicos, con sus correspondientes concursos públicos.

Salvo Castilla-La Mancha, Cantabria o La Rioja, casi todas las autonomías tienen sinfónica de titularidad pública. Galicia posee dos, al igual que Asturias y Canarias. En la Comunidad Valenciana hay tres, en Andalucía cuatro, y Castilla-León, Región de Murcia, Extremadura, Baleares o Navarra cuentan con una. Madrid eleva su número a cuatro porque a las del Ayuntamiento y la Comunidad se añaden las de RTVE o el Teatro Real. Cataluña suma, a la del Liceo, otras dos más.

El antecedente más directo de la futura Orquesta Sinfónica de Aragón se remonta a 1925, cuando se creó la Orquesta Sinfónica de Zaragoza que, según ha estudiado Emilio Reina, tuvo dos épocas, de 1925 a 1929 y de 1949 a 1968, aunque fueron formaciones distintas pero con el mismo nombre. En su segunda época estuvo dirigida por Dimitri Berberoff. Su desaparición favoreció el nacimiento de otros proyectos, como la orquesta de Juventudes Musicales, luego Ciudad de Zaragoza (1969-1985), centrada más en la música de cámara. En los 90 se creó la Banda Sinfónica de Aragón, proyecto que también acabó disolviéndose.

En la actualidad conviven dos iniciativas privadas, pero con ayudas públicas, la Reino de Aragón (creada en 2011) y la Ciudad de Zaragoza (creada en 2013 como Sinfónica Goya); junto a una vinculada al conservatorio superior y la recién creada Orquesta Sinfónica Universitaria de Zaragoza. 

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