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Guillermo Arriaga: "Soy un enamorado del lenguaje que se subordina a la historia"

El escritor, guionista y realizador mexicano presentó su nueva novela, 'Extrañas', de medicina, amistad, aventura y monstruosidad en librería Cálamo

Guillermo Arriaga posa, recién llegado de Santander y Bilbao, en el hotel Meliá.
Guillermo Arriaga posa, recién llegado de Santander y Bilbao, en el hotel Meliá de Zaragoza.
Guillermo Mestre.

¿Abordar la violencia, las emociones fuertes y bárbaras, y las vidas extremas está en el ADN mexicano?

No. Creo que es algo mío, hay otros autores que dibujan otros mundos completamente distintos. Claro que en México se vive la vida más descarnada, tiene más contradicciones, somos un país colonizado, y todavía no se termina de cerrar el encuentro entre los pueblos originarias, los indígenas, y la herencia española.

¿Percibe la fricción?

Es que tiene que ver también con la política. La derecha siempre defiende la Hispanidad; la izquierda siempre se alía con los pueblos originarios. Entonces, también por cuestiones políticas se han usado esas diferencias.

¿Es esta una novela sobre la lucha de clases, sobre un personaje en proceso de formación, sobre un fragmento de la historia de la Medicina?

No. Mi intención era contar la historia de las Extrañas. Originalmente… Aparecen a partir de la página 300, tienen una configuración determinada que solo se repite cada 300 años.

No conviene dar muchas pistas, pero usted dice: “… las Extrañas representaban la cúspide, imposible escapar a la gravitación de su monumental deformidad”. Habla del hombre reptil, del hombre lobo, de una sirena que tiene cuerpo o cola de ballena… ¿También tenía en la cabeza ‘el hombre elefante’, John Merrick?

No, no. Recuerdo perfectamente a aquel hombre que estaba en un circo, recuerdo la película, con John Hurt, como actor. Siento que es una novela sobre muchas cosas: sobre la diferencia, sobre el hecho de poner el destino en tus propias manos, es una novela sobre todas las diferencias de clases que existen en una sociedad y lo complejo que es una sociedad. Creo que también es una novela de amistad…

Hay varias amistades de mérito: el irlandés Ryan, el boticario o farmacéutico Wright o el médico Roberto Black, el modelo de galeno del protagonista..

Desde luego. Y es una novela de amor. Es una novela de aventuras también, hay un viaje al África profunda, es una novela sobre la ciencia, la medicina, sobre la locura del conocimiento.

¿También sobre eso?

Sí, sí. Y sobre la genialidad también. De algún modo me pregunto de dónde viene la genialidad. Y aquí hay dos genios: el viejo boticario Wright y el intrépido Roberto Black. ¿De dónde viene su talento? En uno viene de la vida apacible, pacífica, hogareña, tranquila; y Black es un desquiciado, enfebrecido. ‘Extrañas’ invita a preguntarse por ello.

También hay mucho interés por la vida cotidiana, más bien sórdida, de los márgenes. Hay un montón de microhistorias que te acaban dando la visión general, el gran entramado. Por ejemplo, la prostituta Beth, que dice: “Los hombres aparentan buscar un coño, en realidad, claman por un oído”.

Sí, sí. Buscan alguien que los escuche. Mire, a mí pasa una cosa: yo descubro la novela. No tengo idea de que se va a tratar. Soy un escritor torrencial e intuitivo. Yo sabía que era un muchacho de la aristocracia que se tiene que encontrar con las Extrañas. Y para eso se iba a juntar con un médico. De lo demás no tenía ni la menor idea. Los personajes se me van revelando.

"Y es una novela de amor. Es una novela de aventuras también, hay un viaje al África profunda, es una novela sobre la ciencia, la medicina, sobre la locura del conocimiento"

¿A pesar de que hay tantos?

No sé si se van a enamorar, van a enloquecer. Sé muy poco de la historia.

¿Le pasa lo mismo en los guiones?

Por supuesto. Todo el tiempo.

Bueno, imagino que será más escueto porque aquí su lenguaje es rico, exuberante, barroco. La escritura, que tiene pocos poquísimos puntos y aparte, nos envuelve como si fuera la vorágine de la selva…

Lo que yo quería era hacer sentir que estabas en el siglo XVIII, que olieras el siglo XVIII, que lo saborearas, que lo paladearas, que lo escucharas. Y recuerde también que en el siglo XVIII apenas se utilizaba. Y que el lenguaje estuviera al servicio de la narración de la historia. Yo no soy un novelista de lenguaje.

Guillermo Arriaga ha escrito una de sus novelas más complejas y ambiciosas de su trayectoria.
Guillermo Arriaga ha escrito una de sus novelas más complejas y ambiciosas de su trayectoria.
Guillermo Mestre.

¿No lo es? Nadie lo diría.

No lo soy. Soy un novelista enamorado del lenguaje siempre y cuando se subordine a la historia. La historia va a regir. Conozco escritores que dicen: “Lo mío es un jardín japonés y no importa donde llegues si consigues ver los flores y olerlas”. Yo sí quiero que vayas directo a algún lugar. Si yo soy un obseso del lenguaje. Aunque le confieso una cosa: aquí he hecho un trabajo minucioso, y no he usado ninguna palabra que no se usase en esa época. Le digo más: no utilizo nunca el ‘que’, el ‘porque’ o ‘aunque’, ni tampoco ningún adverbio acabado en mente.

¿Ha tenido libros de referencia? Por ejemplo, por el clima agobiante y sórdido y la escritura obsesiva, podría andar por ahí ‘El otoño del patriarca’ de García Márquez.

Ja ja. Creo que no; definitivamente no. He leído todo de él salvo ese libro, ja ja ja. Creo que tiene más que ver con William Shakespeare y William Faulkner. Y por supuesto Juan Rulfo y también me influye de algún modo Pío Baroja. Por los dos William, el protagonista se llama William Burton, y se llama Burton no por el actor Richard Burton sino por el escritor.

Y viajero, y aventurero, y traductor de ‘Las mil y una noches’.

Hubo un momento en que estuve a punto de poner que era el abuelo de Richard Burton. Burton habla 36 idiomas y 18 dialectos. Fue el primer europeo en entrar a La Meca… Y era un experto en la relación islámica.

Ya sabe que otros dicen que fue Ludovico de Verthema o el catalán Alí Bey. ¿Qué le debe a Shakespeare?

Sus dramas siempre empiezan con un problema con la gente más directa, y aquí William se enfrenta a su propia familia. Contra su padre y contra su madre. Le vienen a decir que ellos tienen que resguardar el ‘statu quo’ de su familia, aun sacrificando a su propio hijo. Y esa me parece a mí que es la influencia de Shakespeare. Los personajes más cercanos son fuente de conflictos, y aquí quien más le hiere es Ailis.

La ama con locura y siente celos de su pasado libertino. ¿Y por qué Faulkner?

Faulkner por todos estos párrafos largos, esta escritura llena de subordinación y de esa densidad.

La monstruosidad… Parece que le interesa mucho para explicar la evolución y los temores de la medicina.

Yo he trabajado mucho con la discapacidad. Tuve un amigo con parálisis cerebral, podía caminar y podía hablar, muy inteligente, un hombre brillante, estudió dos carreras al mismo tiempo, pero sufrió muchas humillaciones; lo veían con recelo. Y luego hice unos documentales para televisión sobre discapacidad porque un amigo mío tiene una hija con discapacidad. Su esposa es productora de televisión y me invitó a dirigir programas para la tele. Hice una sobre campeones, atletas paraolímpicos, y otra sobre el síndrome de Down; les dejé trabajar en el guión y uno de ellos se preguntaba si alguna vez los dejarían de considerar monstruos. Un amigo fue a grabar a una sierra, al sur de México, y encontró personas con discapacidad, amarradas, desnudas, entre los animales. Y yo vi el material y me impactó mucho. Como le impactó a Luis Buñuel.

Supongo que se refiere a ‘Las Hurdes. Tierra sin pan’ más que a ‘Los olvidados’.

No son películas que me haya marcado directamente pero Luis Buñuel es un gran maestro. Más que referencias literarias o cinematográficas, mi fuente de inspiración es la vida misma y todas las enfermedades que he padecido. A Buñuel llegué a verlo poco antes de su muerte y no me atreví a saludarlo. Y ahora que estuve en Santander me dijo un hombre que algo como lo que le acabo de contar sucedió hace unos años aquí en España, en un pueblo de Cantabria. Encontraron a gente amarrada, desnuda, que la habían criado entre animales. Es decir, en la Europa del siglo XXI todavía encontramos este tipo de situaciones que es un horror. Así que no nos confiemos, no estamos demasiado lejos. Y todo ello está vinculado con la diferencia, es una causa personal; si en una ciudad como esta es complicado, imagínese en rancherías distantes cómo se manejaba eso, cómo se ayudaba, lo que cuesta que pasen los autobuses, cómo se crean las microempresas.

Guillermo Arriaga ha pasado por Calanda, presentó aquí libros anteriores y ahora ha visto cómo sus dos hijos trasladan un guión suyo al cine.
Guillermo Arriaga ha pasado por Calanda hace algunos años, presentó aquí libros anteriores y ahora ha visto cómo sus dos hijos trasladan un guión suyo al cine.
Guillermo Mestre.

El maestro Buñuel y sus zapatillas de tenis

Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958) es escritor, ganó el Premio Alfaguara por ‘Salvar el fuego’, es guionista y director de cine. Es autor de los textos de ‘Amores perros’, ‘21 gramos’ y ‘Babel’, entre otros títulos. Ha dirigido ‘The Burning Plain’ (2008). “En el cine, más que la ideología es importante compartir gustos con el director. Eso es clave. Y eso lo valoro mucho”, dice, y confiesa que está especialmente feliz porque sus dos hijos acaban de terminar de rodar una película que cerraría la trilogía ‘Amores perros’ y ‘21 grados’. “Yo ahí colaboré como guionista y también como productor. Han elegido actores jóvenes y clásicos de México y Colombia. Y lo que son las cosas: acabo de recibir una invitación para producir una película en Brasil. Tengo algunas invitaciones para hacer series, pero en este momento no sé qué voy a hacer en cine. Sí que quiero volver a dirigir y tengo ya un proyecto entre las manos”, dice.

En ‘Extrañas’ hay sin duda material para una película de época -la historia del médico idealista y atrevido William Burton comienza en 178-; no es frecuente que un autor tan enraizado en México salga de su país para situar sus ficciones. Luis Buñuel reaparece: “Hay películas suyas que me gustan mucho. Eran un maestro. Poco antes de morir estuve muy cerca de él, intenté saludarlo, pero no me atreví. No sé si fue entonces o en otra ocasión: iba vestido con elegancia, con traje, y llevaba unas zapatillas de tenis”, dice el escritor mexicano que anda de gira por España.

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