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Javier Turrión: "Ya mi padre me habló del impacto de la visita de Einstein a Zaragoza"

El profesor de Física zaragozano y biógrafo del sabio alemán, premio Nobel de 1921, publica un nuevo libro sobre él y explica las claves de su obra

Javier Turrión Berges, ante la puerta del Paraninfo, ha dedicado varios libros a estudiar a Albert Einstein.
Javier Turrión Berges, ante la puerta del Paraninfo, ha dedicado varios libros a estudiar a Albert Einstein.
José Miguel Marco.

“Hoy, con la foto que publica HERALDO con el reportaje de Pilar Perla, estoy muy feliz. Sabía que existía, claro, pero no la había visto. Es un maravilloso regalo esa instantánea de Albert Einstein y su esposa Elsa con la rondalla de jota. Se sabía que existían, pero me preguntaba ¿dónde están esas fotos?" decía el pasado viernes el profesor Javier Turrión Berges, especialista en la figura de Albert Einstein, al que le ha dedicado varios libros; el último es 'Einstein en Zaragoza. 12, 13 y 14 de marzo de 1923' (Cinca Monterde Editor, 2022. 190 páginas).

¿Cree que esa foto es de Gustavo Freudenthal, cónsul de Alemania en Zaragoza y gran fotógrafo, o podría ser de Lucas Cepero?

No sé quién pudo hacerla. Es un día emocionante por la exposición del Paraninfo y por esta aparición. Celebro mucho la aparición de esta foto de la rondalla porque estoy convencido de que se hicieron muchas fotos y lo que resulta inexplicable es que no afloren.

¿A qué se puede deber que no aparezcan? Parece raro…

-Yo estoy convencido de que tienen que estar guardadas en casas particulares. Tampoco creo que se estén guardando como un tesoro secreto; es más, yo creo que con el afán de cierto protagonismo que tenemos todos, si descubriesen los que las tienen que las tienen, de alguna manera se harían ver. En algunas casas o archivos o álbumes familiares, serán un tesoro inadvertido. Y también lo que me resulta chocante es que no haya instituciones que las tengan. Por ejemplo, la Facultad de Ciencias o la propia Real Academia de Ciencias, no digo yo que el propio Antonio de Gregorio Rocasolano fuera a ir con la cámara, pero evidentemente tendrían algún fotógrafo al que le podrían haber confiado haber hecho alguna foto, por ejemplo, en los momentos más solemnes: cuando Albert Einstein entra al Paraninfo, cuando está con las autoridades, en el momento en que está hablando… Todo eso tenía que haberse encargado y me resulta extraño y más que sorprendente que no exista eso o que hayan desaparecido o que no afloren. Estoy convencido de que tienen que existir las fotos. O en otras instituciones, por ejemplo, la propia Real Sociedad Económica de Amigos del País, que siempre ha estado muy pendiente de todo lo que sucede en Zaragoza y demás.

Incluso la propia Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza, que nacía entonces.

Bien. El propio Lorenzo Pardo, que sale en las fotos, es fotógrafo y es extrañísimo que no encargase a alguien que hiciese fotos. Ahora, las de Lorenzo Pardo probablemente puedan estar en Madrid y en casa de alguno de sus descendientes.

¿Y esa factura que se ha encontrado del encargo a Lucas Cepero, de lo que parecen ser las fotos de la pizarra? ¿No es extraño que él no haya hecho fotos y que no aparezcan?

También resulta extraño que Lucas Cepero no tenga fotos.

¿Qué fue primero Einstein o Einstein en Zaragoza?

A ver yo soy físico, no matemático. La mitad de las asignaturas que estudiamos los físicos son matemáticas. La física me llama mucho la atención desde cuarto de Bachillerato. Y vi que esa podía ser una línea: me parecía complicada pero al mismo tiempo tremendamente bella y subyugante.

¿Por qué?

Se mete mucho en el mundo físico y se mete en la intención de captar el mundo físico a través de construcciones conceptuales. Y eso me parece uno de los grandes logros del pensamiento humano. Y eso ya me cautivó a los catorce años.

Perdone. ¿Quiere decir que la física también tiene algo de filosofía?

Mucho. Las construcciones conceptuales se basan en posicionamientos filosóficos. El primero de ellos es, en la convicción, de que estamos capacitados intelectualmente para descubrir las sutilezas del mundo físico. Ese es el primer punto filosófico. Nos consideramos capaces de eso. Y por lo tanto, como nos consideramos capaces, lo intentamos. Sigo: cuando llegó la hora de definirse opté por Físicas. Las curso en Zaragoza…

¿Qué tipo de zaragozano era usted, dónde iba, qué le gustaba? Lo digo también porque tiene fama de raro, un poco atrabiliario…

Yo he sido siempre un poco cartujo. Estaba en mi casa, he sido un hombre de pocas relaciones, sin embargo mis amigos me reclamarían como cordial, sincero y afectuoso, creo yo. No he sido de muchas relaciones, ni de andar saliendo por ahí o haciéndome ver.

¿Cómo fue su carrera?

Decidí hacer Físicas desde el primer momento. También pensé en hacer Matemáticas pero a mí, en realidad, el mundo físico me llamaba más que el mundo matemático. Aunque evidentemente para descubrir el mundo físico hay que meterse, forzosamente, en harinas matemáticas. Hice una carrera con absoluta normalidad, sin mayores incidencias, no hubo especialmente nadie que me llamase la atención entre el profesorado y demás. Y luego me dediqué a la Enseñanza Media. Y así continué el resto de mi vida laboral.

A Javier Turrión los alumnos lo llamaban 'Einstein' en clase o fuera del aula, más o menos en secreto.
A Javier Turrión los alumnos lo llamaban 'Einstein' en clase o fuera del aula, más o menos en secreto.
José Miguel Marco.

Una persona que se dedica a la Física conoce, lógicamente, a Einstein. Pero, ¿cómo llegó con tanta fuerza a su vida?

Curiosamente, se llegó a Albert Einstein con facilidad, pero no está inducido por la propia carrera. En la carrera no nos metíamos en aquel momentos con las posturas einstenianas. A mí me había cautivado tempranamente. Yo recuerdo que mi padre, que era maestro nacional, ya me habló del impacto que había causado la presencia de Einstein en Zaragoza el año 23.

¿De verdad lo dice?

Cuando vino Einstein él era un chaval de doce años, pero él era perfectamente consciente de que había un ambiente especial a su alrededor, un ambiente ciudadano impactante. La presencia de Einstein en Zaragoza convulsionó a la ciudad. Y a mí, por esa línea, es un personaje que me conduce a la fijación por él. Y luego leyendo yo cosas sobre él, metido en ciencia, me pareció un individuo verdaderamente subyugante, no solo por sus originalidad de planteamientos, sino como persona. Y entonces me he ido metiendo en esa vorágine.

Era un científico humanista, comprometido con la sociedad, es el hombre que se convierte en una estrella como un músico de rocanrol. ¿Le interesaba todo eso?

A mí me gusta el personaje. Su divismo y todo eso es algo que él mismo rechazaba y que a mí tampoco me llamaba la atención. Lo que sí me interesaba es su forma de razonar sobre las cosas.

Él no ganó el Nobel por la Teoría de la Relatividad sino por sus estudios fotoeléctricos. Al parecer, el académico que tenía que explicar esa teoría para que le dieran el máximo galardón no la entendía y no sabía explicarla…

Esa anécdota no la conozco, lo que sí sé es que efectivamente la Teoría de la Relatividad podía tener, a priori, muchos números para que le hubieran podido dar el Nobel por ella, pero la Academia Sueca intentaba ser fiel al testamento de Nobel, que había establecido que los premios se concediesen a aquellos trabajos que aportasen algo práctico a la humanidad. Y por lo tanto la Teoría de la Relatividad, las restringida de 1905, desde el primer momento, claro, se ve que es una construcción teórica fantástica, que es asombroso que un ser humano haya podido llegar a los descubrimientos que ha llegado simplemente con un lápiz y un papel, pero en un principio no se le ve que tenga ninguna aplicación práctica. Y entonces, aun maravillados por la poesía de la explicación, por la esencia de la teoría, sin embargo, dicen que sí se lo pueden dar.

Lo hicieron.

Entonces, la Academia Sueca tenía mala conciencia con Einstein porque ya desde el año 1905 estaba demostrando que había producido una serie de cosas, como la Teoría de la Relatividad Restringida pero también el efecto fotoeléctrico, etc., y demás y que eran todos sus trabajos merecedores de Nobel, pero seguían sin tener una aplicación práctica. Y en un momento dado, en el año 1922, parece ser que se plantea la Academia Sueca dar el premio Nobel a Niels Bohr, pero alguien en la propia institución dice: “No podemos retrasar más ya darle el premio a Einstein. Si se lo vamos a dar a Bohr, hay que darle otro a Einstein”. Y entonces, aprovechando la circunstancia de que el de 1921 había quedado desierto, ese año entregaron dos Nobel. El correspondiente de 1921 se lo otorgaron a él…

"La Teoría de la Relatividad es una teoría de la gravitación. Sustancialmente eso. Y no hace falta meterse en honduras. Pero, diré un poco más: en realidad, Einstein, lo que persigue, su obsesión, es llegar a descubrir una ley general del mundo, una ley que explica absolutamente todos los fenómenos"

¿Sería capaz de explicarnos para todos la Teoría de la Relatividad? ¿Cómo la explica usted en clase?

La Teoría de la Relatividad es una teoría de la gravitación. Sustancialmente eso. Y no hace falta meterse en honduras. Pero, diré un poco más: en realidad, Einstein, lo que persigue, su obsesión, es llegar a descubrir una ley general del mundo, una ley que explica absolutamente todos los fenómenos. Es decir, una ley que reúna todos los fenómenos que estamos estudiando de forma parcial y, como si fueran cosas verdaderamente separadas, reunirlas en una. Y la Teoría de la Relatividad General, de 1915, es un primer intento de conseguir ese logro. Ahora, bien, en sí mismo lo verdaderamente relativo de la Teoría de la Relatividad es, como siempre ocurre en Einstein, partiendo de cosas que conocemos todos y vemos todos los días, él sea capaz de hacer relecturas. Es decir, por ejemplo, del hecho de que todos los cuerpos caen en el campo gravitatorio con la misma aceleración, eso lo sabíamos hace mucho, lo sabían todos los físicos, y sin embargo parte de ahí, empieza a hacer sus deducciones, empieza a echar sus cuentas y llega al desarrollo de la Teoría de la Relatividad general.

¿La Teoría de la Relatividad es un intento de explicar globalmente el mundo?

Efectivamente.

¿Cuál es ahora mismo el sentido práctico de la Teoría de la Relatividad? ¿Se puede concretar ya o sigue siendo un campo de ideas?

Está siempre puesta en cuestión. Están siempre diseñándose nuevos experimentos para ver si tiene algún tipo de fallo o de limitación. Y, sorprendentemente, no los tiene.

Javier Turrión ha investigado en hemerotecas, historia de la ciencia y biografías de la ciencia, y se aproxima a la Historia de la Ciencia en Aragón.
Javier Turrión ha investigado en hemerotecas, historia de la ciencia y biografías de la ciencia, y se aproxima a la Historia de la Ciencia en Aragón.
José Miguel Marco.

A pesar de que un aragonés de Paniza, Julio Palacios, mostró su rechazo.

Sí. Él no estaba de acuerdo con el hecho de que Einstein, a partir de cosas conocidas, simplemente haciendo elucubraciones llegase a resultados. Él tenía otra idea de la Física. Para él, como para otros muchos físicos, la Física es experimentación y ver los resultados. Y Einstein dice que no, que lo que hay que hacer es un órdago. Hay cosas que sabemos, de acuerdo, las elevamos a axiomas, y ahora razonamos. Si razonamos por pasos lógicos, y si el paso lógico, no tiene fallos, las conclusiones a las que lleguemos son válidas. Es decir, que lo que hace Einstein (y esa es una de sus grandes originalidades) es darle a la mente humana el estatuto de mecanismo privilegiado para desentrañar el cosmos. De alguna manera, Einstein dice: “Si no hace falta experimentar mucho, lo que hace falta, con los datos que tenemos, es pensar”. Y establecer esa línea lógica.

¿Tiene algo que ver lo que piensa Julio Palacios con su ideología conservadora?

No necesariamente. Por ejemplo, Ledesma Ramos, famoso falangista vallisoletano, era un un apasionado de la Teoría de la Relatividad. La conocía muy bien. No se sustenta eso de que la Teoría de la Relatividad es rechazada por los conservadores.

Vayamos a la visita de Einstein en Zaragoza. ¿Por qué se zambulló ahí?

En un momento dado, yo tengo la intención de sondear al personaje. De alguna manera, yo necesitaba en ese momento profundizar en Albert Einstein porque me daba ocasión de estar empleado a tiempo completo en un proyecto que era analizar su figura con cierta profundidad. Y en el fondo la génesis de todo es bastante humana: murió mi madre, en 1993, y yo tuve un cierto bajón psicológico. Me provocó una sensación de angustia y me dije a mí mismo: “Esto lo tengo que superar yo”. Y lo hice combatiéndome a mí mismo. Y a partir de ese momento empecé una búsqueda frenética en archivos y hemeroteca.

Leyó todos los periódicos…

Vi HERALDO, ‘El Noticiero’, ‘Diario de Avisos’, ‘El día’, realicé una inmersión absoluta en la Hemeroteca. Y leí los periódicos y los microfilmes. Tengo en casa, en el trastero, en canutillos, no sé cuantos kilos de papel, de HERALDO concretamente. Y los tengo perfectamente clasificados. Le dediqué dos extensos volúmenes, gracias al editor Javier Cinca, de Libros del Rescate, y ahora he publicado otro libro ‘Einstein en Zaragoza’ donde cuento toda la historia.

Vayamos con algunos detalles: por ejemplo Casimiro Lana, de Sarineña.

Era el amigo aragonés de Einstein, se conocieron en Berlín y le enseñó a navegar a vela. Y fue determinante para que el científico viniese a Zaragoza. El día 1 de marzo de 1923 se encontraron en la estación y ahí lo convenció, pero la llegada de Einstein a Zaragoza no fue algo casual, sino claramente concertada.

"¿Las pizarras? Dos profesores, físicos, Carlos Boya y Pérez Gálvez, me dijeron que las habían visto en los sótanos de la Facultad. Yo creo que tienen que estar por ahí"

¿Las pizarras? ¿Qué sabe usted, existen, existieron?

No sé si hubo una o dos en las que Einstein dibujó y escribió sus fórmulas en las dos conferencias que impartió en francés en el salón principal del Paraninfo, no en el Aula Magna, donde está ahora el retrato. Ni sé qué ha pasado con ellas. Si da un poco de pena que nadie -tal como indicó el rector Ricardo Royo Villanova– no las hubiese conservado en condiciones y que haya desaparecido. Dos profesores, físicos, Carlos Boya y Pérez Gálvez, me dijeron que las habían visto en los sótanos de la Facultad. Yo creo que tienen que estar por ahí.

¿Qué significó que Albert Einstein viniese a Zaragoza?

Fue muy importante para la ciudad. Le dio una dimensión científica, un lugar en el mundo, un tono. Y sorprende de nuevo que ningún científico tomase notas y glosase para el futuro las dos charlas. Fíjese todo lo que se ha organizado y la foto que ha aparecido con la rondalla de jota, que ha publicado HERALDO. Es un referente mundial inequívoco y la Academia de Ciencias lo sabía.

¿Trini Castillo?

Era una joven pianista que tocó con él en la casa del cónsul alemán en Zaragoza, Gustavo Freudenthal. ¿Por qué lo hizo, por qué tocó ella y no la famosa Pilar Bayona, por ejemplo? Porque era novia entonces de su hijo Carlos, y Gustavo Freudenthal -que tenía su estudio en el Coso y estaba decepcionado con su país, que no le había comunicado como él hubiera deseado, la visita de Einstein a la ciudad- invitó al científico y a su esposa a una velada en su casa. Luego se fueron al hotel Universo, en la calle Don Jaime, frente a la plaza de Ariño, donde se hospedaban.

Por cierto, a Gustavo Freudenthal le dedicó otro libro. ¿Le hace pensar Albert Einstein en Santiago Ramón y Cajal?

Desde luego. Son dos grandes científicos, dos premios Nobel. Einstein, cuando fue a la Residencia de Estudiantes, en Madrid, pidió ir a verlo y lo visitó y hablaron. Seguro que de casi todo: de sus respectivos Nobel, de la ciencia, de amigos aragoneses como el citado Casimiro Lana, de Cariñena. Y estoy seguro que también hablarían de Zaragoza, donde Cajal se formó, y donde iba a venir unos días después el propio Albert Einstein.

Una de las paredes de la exposición que la Universidad de Zaragoza ha dedicado a Einstein en el Museo de Ciencias Naturales.
Una de las paredes de la exposición que la Universidad de Zaragoza ha dedicado a Einstein en el Museo de Ciencias Naturales.
José Miguel Marco.
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