‘Homodeus’, nuevo tema del Magnus Imperial Club, apela a los sextos sentidos
El proyecto que lidera el zaragozano Alberto Riazuelo reafirma su estatus de privilegio en el ‘art rock’ nacional.
El proyecto Magnus Imperial Club se solapó durante unos años con De Vito, el vehículo más conocido de la forma de entender la música a la que rinde culto el zaragozano Alberto Riazuelo. Desde hace cinco años, Magnus Imperial Club tiene entidad musical definida, y ahora un nuevo tema, ‘Homodeus’, anticipo del inminente nuevo epé del grupo, ‘Le velo machine’.
«Seguimos los mismos de los últimos años: Dan Barrow (Naya), Fernando Barba y David Albalá. Además del disco hemos grabado un minidocumental, que comienza mil días antes de acabar la grabación y termina con la mezcla, que hizo Javi Roldón en Vacuum Mastering. ‘Homodeus’ es una muestra de lo que entendemos como nuestro pequeño universo, en el que lo visual y lo sonoro comparten peso. Llevamos tiempo trabajando con Bubi Canal en la imagen: de hecho, ya colaboramos en el anterior disco, y grabar con Hans Krüger en Subiza (Navarra), con un buen grupo de amigos, ha sido un placer».
El disco está inspirado en una obra de Canal, ‘Hologram’. «Han pasado muchas cosas, pero el resultado se traduce en que andamos con la mente más abierta a todos los niveles, a punto de llegar a los 50; no esperábamos seguir haciendo cosas así a estas alturas del juego, la verdad. El trabajo se desarrolla en una clave psicodélica, pero más bien onírica, sin guitarras; trabajamos con sintetizadores y efectos, apelando a las sensaciones. También nos identificamos con el surrealismo, y las letras tienen su punto dadá. Nos gusta jugar con los errores de sintaxis que nos vamos encontrando; creemos que se puede fantasear sobre ellos y crear desde ahí».
Riazuelo, que además de trabajar en una multinacional y de estar inmerso en un proyecto con Álex Ortega de Calavera también hace vídeos para otros artistas –su vecino y amigo Joe Crepúsculo es uno de ellos– bromea de veras al decir que su música puede definirse como sonidos del futuro hechos por señores del pasado. «El uso de sintetizadores clásicos de los 70 y 80, como el Juno de Roland y o los Yamaha, marca un poco el resultado. Los viajes a Subiza con Hans también han sido vitales desde la preproducción;está en todo, repara en detalles que en apariencia son nimios, y que han dado personalidad a este grupo. Estamos funcionando como Camelot, sin jerarquías, y dedicamos todo el tiempo necesario a jugar y experimentando. Pasan cosas curiosas: cuidamos las melodías, las estructuras, las capas de sonido y los vocoders, que me han convertido en el cantante de una banda instrumental».
