LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA

Julio José Ordovás: "Veo tantos fantasmas hoy como de niño, y en Belchite aún más"

El escritor y columnista de HERALDO publica una novela fragmentaria, 'Castigado sin dibujos' (Xordica), que discurre en Zaragoza y en el pueblo 

Julio José Ordovás ha escrito una novela sobre la memoria, la infancia y la revelación de la ciudad.
Julio José Ordovás ha escrito una novela sobre la memoria, la infancia y la revelación de la ciudad.
Oliver Duch.

Julio José Ordovás (Zaragoza, 1976) es ante todo un autor muy versátil. Llega a todo: a la poesía, más en prosa que en verso, a la narrativa corta y a la novela. Le gusta componer libros híbridos, de esto y de aquello, y siempre de su mundo, de su alma y de su imaginación, inundada de memoria, como hizo en sus novelas ‘El Anticuerpo’ y ‘Paraíso alto’, publicadas por Anagrama. O en ‘El peatón sentimental’ (Xordica, 2022), una manera original de demostrar su amor y su posesión de Zaragoza. Ahora, poco después, publica ‘Castigado sin dibujos’ (Xordica, 2023)

¿Cuál es el peso real del mundo rural en su vida?

 Tengo la sensación de haber vivido dos vidas, una en el pueblo y otra en la ciudad. Yo adoro la ciudad, vivo muy felizmente en Zaragoza y no añoro para nada el mundo rural, pero sigo contemplando el mundo con ojos de niño de pueblo. 

¿Qué le debe este libro a ‘El Anticuerpo’ y ‘Paraíso alto’, dos novelas rurales, donde lo real y lo mágico se funden? 

A 'El Anticuerpo' le debe mucho, no en vano ambos libros transcurren en el mismo lugar, pero también le debe mucho a 'El peatón sentimental', de la que podría considerarse una precuela. Yo concibo mi obra como un todo y me gusta que todos mis libros se interrelacionen. 

"Los libros eran mis alfombras voladoras. Con ellos volaba a otros lugares, a otras épocas, a otros mundos"

¿Por qué todo el mundo debería nacer en un pueblo para escapar y para volver a él?

-Uno no se conoce verdaderamente a sí mismo hasta que no se despega del lugar donde creció. Y sin embargo,  pasados los años, uno necesita regresar a ese mismo lugar si de verdad quiere encontrarse consigo mismo porque todos los lugares en los que hemos vivido viven dentro de nosotros. 

El libro está lleno de misterios. Uno, perturbador, es la desaparición de Vicky… ¿Nace de hechos así su condición o su ilusión de ser detective privado?

Yo quería ser detective porque las novelas que más me gustaban de niño eran las protagonizadas por jóvenes investigadores. Si hubiera nacido en otra época y hubiera leído a Harry Potter con la misma fascinación con que leí 'Los cinco' o 'Los siete secretos' en vez de detective seguramente habría querido ser mago. 

¿Qué hay de verdad en eso que dices de que tenía una tarjeta que ponía: ‘Julio José Ordovás. Detective privado’?

Eso es completamente cierto. También tenía mi carnet de detective y llevaba siempre en los bolsillos una navajita, una lupa, una linternita y un pequeño espejo para controlar que no me siguiera nadie. Una vez me ataron las dos manos con una cuerda a una de aquellas anillas que había en los muros de algunas casas viejas para atar a los mulos, me ataron y me dejaron allí solo, en una calle por la que nunca pasaba nadie, las manos se me pusieron moradas, pero gracias a mi pequeña navaja conseguí soltarme antes de que se me gangrenaran las manos. 

Es un libro de personajes más o menos raros, empezando por el protagonista, es decir usted (como recuerda en el capítulo dedicado a Luis), destacan los supervivientes como José Teresa. En él se mezclan la resistencia, la delación y la poesía. ¿Había tantos personajes así o es su memoria mítica la que los rescata?

Mi abuelo José ha sido siempre para mí la encarnación del héroe, mi referente moral. Dejé de ser niño cuando lo atropellaron, una mañana de agosto que se dirigía a su huerto. A partir de ese día, yo tenía entonces diez años, mi vida se ensombreció para siempre. Luis era mi amigo imaginario y cada vez que voy al pueblo lo veo y hablo con él. Seguimos siendo buenos amigos.

Otro personaje muy importante es el Indio. Acabó siendo uno de sus mayores cómplices...

Yo admiraba enormemente a los chicos mayores, a los que tenían diez o doce años más que yo, y el Indio, como Josu, el personaje principal de "El Anticuerpo", representa a esa generación que fue víctima de la heroína y el SIDA.  

¿Veía fantasmas de niño, como le decía Luis? En otros libros también hay una relación particular con ellos...

Veo tantos fantasmas ahora como de niño. Y cuando voy al pueblo veo muchísimos más fantasmas que personas de carne y hueso. 

"Adoro la ciudad, vivo muy felizmente en Zaragoza y no añoro para nada el mundo rural, pero sigo contemplando el mundo con ojos de niño de pueblo"

¿Qué significó para usted la máquina de escribir?

Aprender a escribir a máquina con las dos manos fue tan importante para mí como aprender a nadar o a montar en bicicleta. Mi máquina de escribir era mi piano y, como decía Umbral, también mi ametralladora. 

¿Cómo le afectó la muerte de Bugs Bunny?

Una noche soñé que Bugs Bunny moría, pero los personajes de los dibujos animados son eternos como los dioses porque ellos también constituyen una mitología, aunque no literaria sino cinematográfica y televisiva. 

¿Cuál es su primera imagen de Zaragoza, su primer recuerdo?

Los cañones y las locomotoras herrumbrosas del desguace de López Soriano que veíamos cuando entrábamos en Zaragoza por la carretera de Castellón. 

En un momento concreto, se declara el hombre más enamoradizo del mundo. ¿Existió Raquel o es la creación literaria que aúna a muchas mujeres o quizá el despertar del deseo?

Raquel representa a todas aquellas chicas que no me hacían ni puñetero caso porque consideraban, con razón, que yo era un tarado, un friki. 

No tenía caballo pero tenía bicicleta. ¿Qué diferencia había? ¿En qué medida la infancia es el territorio de la aventura?

Las bicicletas fueron nuestros caballos. Yo me sentía D'Artagnan a lomos de mi G.A.C. 

“Mi infancia son recuerdos de bares”. ¿Por qué, qué sucedía en ellos?

En los bares yo veía lo que es la vida realmente, no solo la sala de butacas, también el escenario y todo lo que hay detrás del escenario. 

¿Qué significaron los libros en aquellos años? Siempre los tenía a mano.

Los libros eran mis alfombras voladoras. Con ellos volaba a otros lugares, a otras épocas, a otros mundos. Sin libros yo hubiera sido un niño mucho menos feliz.

¿En qué se parece la panadería a la escritura? su familia tenía una.

En que escribir, como hacer pan, requiere un esfuerzo diario. 

"Crecer con las ruinas del pueblo viejo de Belchite como telón de fondo a mí me ha marcado no mucho sino muchísimo. Era un recordatorio continuo del horror de la guerra"

Aunque tenemos una idea de cuando sucedieron las cosas, ¿por qué siempre lo envuelve todo en un aura intemporal?

La literatura sucede siempre en un tiempo sin tiempo, aunque se ajuste a determinadas coordenadas históricas. Este libro llevo escribiéndolo muchos años. Hay fragmentos que los escribí hace doce o quince años. De todos los libros que he publicado, este es para mí el más importante, el que, como se dice ahora, más me representa. 

¿En qué se siente nieto de la Guerra Civil? ¿Tanto marca haber pasado parte de su niñez en Belchite?

Crecer con las ruinas del pueblo viejo de Belchite como telón de fondo a mí me ha marcado no mucho sino muchísimo. Era un recordatorio continuo del horror de la guerra, como las trincheras y las casamatas que se ven todavía por los montes de mi pueblo y de Belchite. 

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